Alatum



"Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan
todo su entendimiento es su garganta."

Octavio Paz

jueves, 14 de diciembre de 2017

Feliz Navidad

Es entonces la calle un sumidero, una calle que emana la torpeza de un zapato sin suela. Se devisten los vecinos en el cuarto, donde se electrodan sus misiles, donde tantas veces hojas de libros se quitaron los piojos.
Hay una luz, siempre… Atrapada en el foco. Veo el cuadro de paredes que se rompen con las voces de los maridos, y las mujeres sueltan pájaros sangrados del abdomen. Siempre calla, el celular calla, y la computadora, y la cruz. Insisten las cortezas de la gente: ¡Han perdido los ojos!
¿Dónde el pino?           La estrella de la punta.
¿Dónde los fugaces destinos crecen conectados a centímetros? ¿Dónde se prenden y apagan las esperanzas de todos colores? ¿Dónde el verde, y el amarillo, y dónde el rojo y el azul? ¿Dónde la esfera cristal, clavada en las cabezas, que te cuesta diez o veinte pesos de libertad?... Dónde están las cajas del presente, que atoran tu cordón, y que se mezclan con los peluches, y los carritos, y el tren que gira; una y otra, y otra y cien… Y se queda sin batería, y entonces todo el mundo pierde la cabeza…
El tren, el tren… Ya se cansa, de ir y venir, y la gente de adentro que nadie ve, la gente minúscula del tren girante, ve pasar siempre el mismo paisaje, y el carril sigue, y la gente sigue, y el paisaje sigue.
Y la niña con el papel roca en la cara, envolviendo el suelo. Y van nadando los peces en el río de espejos, peces de azúcar, que se comen, que nos comemos por dulces, por tantos, por irremediables. Y suben la colina de los días, y estamos esperando, al lado del pesebre, esperamos a la Reina, y al rey y al hijo español; el crío Rubio de ojos claros. Ahí adentro, con el espíritu santo en la boca, con María y José penetrados, atrás; escondidos en las colinas y en las montañas de cartón. Soltando sus lágrimas de celofán… de llegada.


Penél-Oh Caliope