Alatum



"Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan
todo su entendimiento es su garganta."

Octavio Paz

martes, 26 de enero de 2016

Evolución delicada



         La muerte de un ser querido ya sea anticipada o inesperada provoca una revolución psicológica compleja, preguntas difíciles de contestar, sentimientos que cuestan definir, recuerdos que confunden el transcurso real del tiempo, encerrar palabras, nudos enormes en la garganta,  bocados insípidos e incontables litros de lagrimas derramadas.  La vida se siente tan frágil  como una cipsela de un diente de león. 


La Délicattese, es el titulo de un largometraje francés  que ejemplifica el párrafo pasado.  Nathalie (la protagonista),  acaba de conseguir un buen empleo y como se menciona en la sinopsis: lo tiene todo para ser feliz. Joven, guapa, un amor correspondido[1].  Es bonita, elegante y puedo decir que de carácter sensato; su esposo es atractivo y más relajado, crecieron juntos, se divierten, se complementan y forman una “buena pareja”… pero, un día mientras ella lee recostada en un sillón, él sale a ejercitarse y nunca más  vuelve a verlo.  Ella se derrumba y  pierde la noción de los primeros días. Decide no permanecer tanto en el lugar que estimula su memoria y dedica todo su tiempo a su trabajo. 

Cuando alguien tan cercano a ti muere entras a una especie de capsula donde los días transcurren más lento que para los demás, el miedo a perder de nuevo, limita la relación con los que te rodean y algunas personas se convierten en esclavas de la propia vida.  Esta película proyecta ese lapso en Nathalie, vive sin sentir y sin darse cuenta de las opiniones que genera su comportamiento; creen que no le importa nada más que su trabajo y que es incapaz de sentir afecto por  alguien más.   Lo interesante de esta película,  es la forma en que este personaje renace a la vida, en la realidad se puede traducir como ver “la otra cara de la moneda”,  se da cuenta que no todo esta perdido y resetearse es la mejor solución para ser feliz.

  Nathalie se enamora de Markus, un atípico empleado, con un puesto sin relevancia, acostumbrado a no existir para los demás; esto lo han hecho vivir su propio drama, es desconfiado, incrédulo y temeroso.  La sociedad califica con poco valor  Markus  y con falta de juicio a  Nathalie lo que los hace tomar una decisión: dejar todo y a todos para entregarse sin límites y fortalecer la conexión que existe entre ellos.

Este film representa la fortaleza que el humano es capaz desarrollar para superar adversidades.  La delicadeza que sugiere refiere a un valor moral, quien actúa  y trata a los demás  con ella es alguien que demuestra respeto y tolerancia, alguien que no  impone o presiona a seguir su  ideología y que vive en armonía con la forma en que cada quien vive la vida. Tal cualidad es fundamental para intentar comprender el tiempo cada persona requiere para superar un duelo, para no exigir un progreso inmediato y para valorar los logros por más mínimos que sean.      

Alrep Solano       



[1] http://es.unifrance.org/pelicula/32445/la-delicatesse

lunes, 25 de enero de 2016

La batalla interminable…


 "Ganar no es lo más importante, es lo único importante".
-Vince Lombardi

       El drama de la NFL. Uno solo se levantará sobre los demás, con el firme pensamiento en su mente y en su corazón… “yo, soy el campeón”.

       Sentimientos encontrados nacen en aquellos que siguen de cerca el controversial deporte. La espera por descubrir el rostro del vencedor se lleva en cada minuto y la tristeza de saber que serán los últimos partidos, llega cuando todo se perfila en su punto cumbre. Hay una nostalgia temprana por todo aquello que se vivió a lo largo de la temporada, del usual drama, toda la conglomeración de esperanza y desesperación, de frustración y alegría.

       Podríamos rastrear los inicios del fútbol americano solo con verlo detenidamente, como un deporte que surgió del deseo de competitividad entre los hombres, del deseo de ganarlo todo, a cualquier precio. Es un deporte en donde la testosterona se hace presente en la forma materializada de un golpe de un grito y una batalla. Un deporte en donde no se puede guardar nada, en donde el físico y la mente son desafiados a mantenerse en pie pese al dolor y la angustia, pese a la rabia y algunas veces, pese a estar en las puertas de la victoria.

       Es imposible no ver a estos hombres, como una evolución en la necesidad de conflicto, que existe en la naturaleza humana. A mis ojos y a los de muchos, en verdad son como gladiadores modernos, arriesgando su salud, su cuerpo y su honor en aras de conseguir la gloria. Rodeados de gritos e insultos, salen al emparrillado a darlo todo, a saber que tal vez será el día en que les toque romperse un hueso, el día en que quedarán tirados sin sentir nada del cuello para abajo, pero sabiendo también que tal vez, puede ser el día en que su nombre pasará a las páginas de una historia tan extensa, conformada por hombres que hicieron algo que parecía imposible, tan extraordinario que cuando miles y miles de personas lo vieron a lo largo del mundo, todos, tuvieron algo que decir.

       Desde antes de la temporada y de cada partido, los equipos forman sus estrategias. Cada uno de ellos puede ser reconocido por un rostro, una personalidad, una forma de luchar; con las estrellas que bajaron del cielo y que brillan en cada una de las jugadas que hacen, aquellos que están probando una oportunidad para reclamar al mundo con el firme pensamiento "no estoy acabado aún". Desde el primer partido, desde el primer día hay algo que decir, algo que ver, algo que criticar y algo que aplaudir. Elegimos un equipo o ya lo tenemos, encontramos en ellos algo de nosotros mismos y nos volcamos allí, luchando a su lado, pujando por un día más, por una batalla más. Al momento de una derrota, algunos más críticos se molestan, maldicen, deseando poder meter sus manos, hacer lo que en su mente les dice que debería pasar. Algunos otros, se conduelen, demuestran un apoyo incondicional simplemente esperando ver mejores momentos.

        Es gracioso, como tantas personas deciden reflejar sus vidas en algo tan ajeno, en un desfogue de emociones que va desde la histeria hasta el llanto. De alguna forma estos hombres, tienen algo que logra llegar a nuestros corazones, que nos inspira en nuestra vida diaria. Es un microcosmos, de todas las mentes que se vuelcan en ese instante, cuando dos fuerzas se encuentran y el resultado de esas vidas se decide en una llamada, en un momento de suerte, en lo que hicimos bien o mal y en aquello que merecemos.

        Podemos amar y admirar tanto a algunos, como odiar a otros, todo al final, depende de lo que creemos que es el bien y el mal y posamos nuestras creencias en ellos. Vemos allí, lo que significa estar expuesto, vulnerable y seguir luchando o rendirse. La decepción de aquellos que van quedando atrás es inevitable, aquellos que no lograron llegar al final, como los muertos, como esos seres queridos que se marchan con un “hasta pronto” y también esta la otra parte, como a esas personas indeseables que se van de nuestras vidas y de lo cual no podemos estar mas que agradecidos. Observamos a los sobrevivientes, seamos o no uno de ellos, juzgándolos merecedores o no de estar allí y por ello podemos detestarlos o respetarlos.

        Sus historias son lo que son, vidas que tienen un instante en esos campos, recordando momentos, derrotas, victorias como si fuesen cicatrices y alegrías. Somos contagiados por el fantasma de los buenos tiempos, elegimos —porque al final siempre debemos elegir— entre dos, apostamos por uno, guiándose por la razón o el corazón. Deseamos su victoria o simplemente nos retiramos en pos de dejar que el vencedor surja…


        El final de temporada puede dejarnos así, con un buen o mal sabor de boca, pero para muchos también, significa el inicio de algo nuevo, de un nuevo camino, una nueva carrera cargada de esperanzas, una nueva oportunidad que nos traerá a todos, redención…

jueves, 21 de enero de 2016

Mi lectura y Pedro Páramo

Es algo difícil crecer sabiendo que
la cosa de donde podemos
agarrarnos para enraizar está muerta. Juan Rulfo

¿En qué momento Comala se transforma y reaparece no como el espacio árido sino como el silencio donde los ecos hablan y reconstruyen la vida y la muerte?

La muerte es indicio de nuestra raíz prehispánica, que desde el sincretismo ha cambiado pero no desaparece; permanece esa esencia que nos permite platicar con las ausencias, remontar el recuerdo y hacer de las partidas terrenales un tema literario. Es así como mantenemos vivo aquellos que nos otorga historia.

Pedro Páramo como novela contempla el mundo ficcional “del que va, del que sube y baja” , es la descripción metafórica de las raíces secas de Juan Preciado, raíces que oscilan entre la confusión y la racionalidad. Esta narración contempla el artificio del extravío y la búsqueda, en donde el caos no es quien rige la secuencia del recuerdo.  La búsqueda de una imagen que es borrosa y que se traslada de boca en boca; ese tal Pedro Páramo. La búsqueda de un padre que se ha formado por  el recuerdo de la madre.

Comala es quien  da lugar a una narración que implica una distracción cronológica, pues leemos y nos perdemos en el tiempo, pero además, Comala representa un espacio cercano para quienes convivimos con la montaña del sur de Jalisco; ubicado a las faldas del volcán mi Comala es: Tonila. Un pueblo que resguarda ecos al doblar esquinas, que acumula los pasos viejos de quienes ahí habitan y que custodiado por una montaña encendida esconde historias sin tiempo.  

Alguna vez estuve ahí, caminando hacia una loma que daba a un barranco. Sentí como esos personajes tomaban fuerza en mi narración interna convirtiéndose como en un relato vivido. Tonila resguardó aquella descripción que recibió a Juan Preciado…

Más que anécdota, este viaje dejó en mi  experiencia lectora el comprender que la narración busca otra lógica temporal, que adhiere a los hechos el vínculo con el discurrir de conciencia de las voces bajas que describen esta historia; que debí identificarme en tiempo y espacio para hilar años, después el sentido de la historia. Leer Pedro Páramo es indagar en un contexto cercano, es recorrer los pueblos olvidados para reconocer su esencia.

La muerte conceptuada como un círculo que no termina de completarse, la inexistencia de la redención y la visión de la nada como extinción de la misma es Pedro Páramo.

Julieta Oliva Cuevas 

miércoles, 20 de enero de 2016

Yo no lo sé de cierto...

    El conocimiento: impulsor de todas las dichas y desgracias del hombre. Una voz, una fuerza que llevó el instinto a desaparecer un momento a mirar a las estrellas y darse cuenta, que la tierra, se movía…

    Es curioso pensar en las diferentes teorías que envuelven el conocimiento del hombre, la evolución de un pensamiento que se vuelve meticuloso, se amplia y a veces ello se deriva en algo mas pequeño, como en el circuito de un teléfono celular.

    La transferencia del raciocinio humano, para los más realistas tal vez es el resultado de miles de años, derivado de un proceso de evolución. Sin embargo es imposible ignorar que entre nosotros y las demás especies que existen en la tierra, hay un salto importante ¿porqué solamente nosotros resultamos de esta manera? Qué evitó que criaturas tan antiguas como los lagartos y las ballenas alcanzaran niveles de razonamiento tan complejos. Aun ahora, nos asombramos, cuando un animal, incluso un mamífero como un chimpancé logra establecer una comunicación con nosotros. Un conocimiento que va más allá del pensamiento básico y la satisfacción de las necesidades fundamentales. Tal vez en verdad somos inteligentes, o tal vez tontos...

      Rondando por este pensamiento recordé las teorías que no por fantasiosas pierden de cierta manera su encanto. Particularmente no me considero una persona católica, ya que estoy más cerca del pensamiento agnóstico. Dios es un ser incomprensible para mi, una fuerza cuya voluntad no puede ser juzgada como buena o mala, simplemente existe y por alguna razón esta conectado con nuestra existencia.

    Mis memorias me llevaron a la poética de Jaime Sabines, a este corto pensamiento, en Yo no lo sé de cierto que evoca en algún momento, a la suposición de los grados del conocimiento, de aquello que no es una certeza, cuyo discurso  es recurrente a la soledad y a la degradación.

    Habla también del conocimiento vinculado con el elemento luz, actuando como una virtud que se eleva al grado de aquello que es imposible para el hombre. La sabiduría infinita que termina plasmada de forma dispersa, que es como un rayo de iluminación que no se puede observar con detalle, ni siquiera apreciar de forma cercana. Tal conocimiento dicho de ésta manera es llevado al nivel de lo incomprensible, aquello que el ser humano sabe o mejor dicho, siente que existe. Llegado a un punto, no puede comprobar su veracidad completa, es decir, la sabiduría infinita está realzada al nivel de lo divino.

    Comprendiendo esto y atrayéndolo al contexto diario, la divinidad representada de manera perfecta dentro de la tradición católica, viene a coincidir con el inicio y el término de un concepto completo. Aquello que es perfecto. Dios. Él sería el único ser existente capaz de conocer la verdad absoluta y al hacer al hombre su semejante, impregna en él su capacidad de razonamiento, más no de perfección. Es por ello que un hombre común, cuyo pensamiento nace de su mente, no es capaz de afirmarlo por hecho verdadero.

    En el contenido de Yo no lo sé de cierto, Sabines plantea un símbolo infinito entre el hombre y su relación con el discernimiento, que lo sitúa en su realidad presente como ser existente, dentro de un contexto que puede interpretar más no comprender. Por ello, la situación en la que se plantea dicho “algo” que lleva al sujeto a una reflexión existencial, tiene que ver con su parte de divinidad que le corresponde y a su vez también con su parte humana e imperfecta. Aquella conciencia de estado que habla de manera supuesta, llevándonos en un camino de reflexiones posiblemente acertadas y que termina llevado al individuo al mismo lugar en donde empezó. La razón de un ser único, de ser perfecto y de ser un poco más cercano a Dios, arrastrado por su propia conciencia de conocimiento y unión.

    En pocas palabras aquel “algo” inspirador, que vive dentro del corazón humano, que lo ha impulsado a lo largo de su historia a construir y destruir el mundo, a moldear su entrono, para Sabines, viene de la capacidad de raciocinio que hay en el hombre, cualidad que según este texto, creo yo, adquirimos de una fuerza externa, a la cual muchos reconocen como Dios…

  

                                                                                                      A.I. Mendoza Seda


martes, 19 de enero de 2016

Hogar


             Estuve pensando y repensando de qué tenía que hablar en este artículo, cuál era la palabra elegida, miré la calle, alguna que otra persona pasar, no vi nada interesante que me hiciera encontrar un camino, voltee hacia dentro y vi la casa, el gato estirándose, el perro dormitando, nuestro hogar, que parecía estar bostezando, modorro y aburrido, sin nada importante que hacer, al igual que nosotros. Comencé a hacerme algunas preguntas ¿Qué es un hogar? ¿Qué significa la palabra hogar? ¿Cuántos tipos de hogares existen?...  tratando de tomar una base para encontrar esas respuestas, busqué el significado de hogar en un diccionario que tenía a la mano. Decía: Casa o domicilio. Vida de familia. Sitio donde se quema combustible para producir calor destinado a la calefacción  o a ser trasformado en otra forma de energía. Comencé a pensar en todos los significados y las posibilidades se abrieron aún más.

     El hogar es una casa, pero una casa o un domicilio por sí solos no son un hogar, hogar es algo más sustancial, tiene que ver con la vida, es decir, una casa abandonada no puede ser un hogar. Un hogar puede ser habitado por uno solo o por muchos, por únicamente seres humanos, o por humanos, animales y plantas. Es aquel donde hay calor, donde se respira, donde hay sudor, olor, aliento, movimiento, color, células muertas y vivas, voces, silbidos, balbuceos, gritos, silencios que  nacen de la vida. Algo muy importante para que sea un hogar, es la permanencia de los mismos elementos, pueden adherirse nuevos, pero no pueden acabarse,  cambiar de posición o de forma pero nunca acabarse, eso sería el fin de un hogar. Otra cosa que se suma a la lista indispensable de un hogar es que no puede existir sin la monotonía y la costumbre.

    Hay una diversidad infinita de hogares tanto de forma material como de esencia. Hay hogares pequeños donde viven la mayoría de la clase baja del mundo, los hay al aire libre, inciertos, con mucho frio y sol, ese es el hogar de millones y millones de vagabundos. Los hay acomodados, recién pintados, con sala, cocina y uno o dos cuartos, ese es el hogar de la clase media, los hay de madera, techo de lámina o teja, con grandes extensión de tierra alrededor, rodeados de vacas, chivos, caballos, gallinas, perros, eso es generalmente el hogar de mucha gente de campo. Los hay sencillos, humildes, portentosos con luces por todos lados, hay otros solitarios y austeros;  un cuarto y un baño ¿para qué más? Hay tantos tipos de hogares como tipos de espíritus que habitan en ellos. Lo que es cierto es que el tamaño del hogar no tiene nada que ver con la cantidad de seres vivos que lo habiten, puede haber un hogar donde solo viva una persona y tenga más de tres baños, seis cuartos, una cocina, un patio, una cochera, etc. Puede ser que existan hogares sin techo, pero viven en él una familia entera, con cuatro perros, dos gatos y una legión de cucarachas; es decir la forma física de un hogar no tiene nada que ver con la esencia viva.

Lo que es una verdad es que el hogar se trasforma a la par de los seres que lo habitan, es una ley absoluta, no hay ejemplo más claro como el que hace el director francés  Michell Gondry en la película La espuma de los días. En esta película el hogar tan peculiar del protagonista sufre las consecuencias de lo que le acontece a él mismo. El hogar con el cual empieza la película no será el mismo al final de esta. En las primeras escenas hay música de Ducke Ellington, el cocinero y sirviente prepara platillos deliciosos, directo de la pantalla de un chef que vive en el refrigerador, hay un ratón que se la vive divirtiéndose, comiendo grandes porciones de queso, el timbre puede andar como una cachorro juguetón, el color abunda en el hogar, la luz, el sonido, el movimiento, esto permanece así hasta la mitad de la película, pero al enfermarse la esposa del protagonista la forma material y espiritual del hogar sufren una mutación. La casa se empieza a llenar de una especie de telaraña, se va encogiendo, la puerta es cada vez más pequeña, el timbre juguetón deja de sonar poco a poco, todo se pone cenizo y viejo, la luz se extingue, ya no se escucha Ducke Ellington con la misma frecuencia, el ratón ya no se divierte, se encuentra ansioso y triste. El hogar se trasforma con la enfermedad de ella. Al final de la cinta, ella muere, y con su muerte el hogar termina por destruirse por completo. El hogar deja de existir porque sus habitantes también han dejado de existir. Esta película es una metáfora de lo que es un hogar, de lo que representa vivir en uno, muestra que la esencia de un hogar depende absolutamente de la forma de vida que le de energía.

Para concluir este artículo defino que un hogar es la parte física y espiritual del rastro del día a día, el hogar al igual que nosotros evoluciona, se va quedando chimuelo y viejo, le van faltando partes, tiene humores, se ríe con nosotros, llora con nosotros, come lo que nosotros. El hogar es la sinfonía que crea la permanencia viva, así desde lo minúsculo hasta lo gigante se van construyendo hogares ¿no es el universo un hogar de hogares?...


Trompa de Mosca


lunes, 18 de enero de 2016

Celos malditos


              Sentir celos es una respuesta “natural” en el ser humano, casi todas las personas  y de todas las edades estamos propensas a  sentir celos en algún momento de nuestra vida, no solo por la amenaza de perder una relación importante sino también por la consecuencia de otros sentimientos como el egoísmo y la envidia. 

     A pesar de ser un sentimiento que la mayoría ha experimentado, hay quienes no alcanzan a respirar profundo y dan rienda suelta a su imaginación convirtiendo los celos, en una enfermedad que arrastra a la paranoia total, quien la padece tergiversa la realidad, ofende y humilla a su víctima y suele privarla de la libertad.

   “El celo carnal se expresa cuando se hacen demandas inapropiadas y cuando se ejercen sentimientos enfermizos porque las demandas no son satisfechas. Este sentimiento refleja una cierta inseguridad emocional por perder dominio o sentir menoscabo en una relación interpersonal. Los celos se manifiestan ante la aparición de una situación o persona que el yo-interno clasifica como mucho más dominante y competitiva. Los celos provocan que el sujeto que los padece, se sienta vulnerado y ejerza un predominio de la persona objeto del celo, atrapándola en una red de circunstancias opresivas tales como privarla de la libertad, aislarla, seguirla al trabajo, revisar sus relaciones externas, buscar una evidencia de traición etc.”[1]  
                   
 Estas características entran en “el mejor de los casos”, pero los celos pueden evolucionar: de ser un sentimiento natural (controlado), a  enfermedad (manejable) y a una patología (descontrolada) denominada celotipia que requiere de intervención psiquiatra. Los celotípicos, son personas infelices que destruyen relaciones y no solo la que “protegen” sino de quienes los rodean, desconfían de todo y de todos, dejan de disfrutar la vida y debilitan la felicidad de los demás. Los que padecen este celo extremo requieren de un cuidado de la misma dimensión ya que  cegados por la desconfianza y pueden convertirse en asesinos.

   Yo me pregunto, por qué llegar a tanto, en qué momento se olvida el significado de individuo, por qué se intenta ser dueño de las personas y por qué las personas se permiten ser pertenencia de alguien.  Los celos sin duda son un sentimiento que caracteriza al ser humano, no quiero decir que somos los únicos animales en poseerlo pero si los únicos capaces de  transformarlo de natural, a enfermizo.


Alrep Solano
                                                                                                        




[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Celos

miércoles, 13 de enero de 2016

Juego de la elección…

          La inevitable tarea de crecer inicia una vez que la unión fundamental de un ser humano se trasforma en una célula. La vida ciertamente se compone de todas estas etapas tan complejas. Elegir, como lo hacemos desde que nos convertimos en ese embrión, es una acción únicamente concienciada del ser humano, sin embargo elegimos antes de nacer, o la genética elige por nosotros. Seremos hijas o hijos, seremos altos, gordos, blancos, morenos…

          Una vez que nuestro cerebro se trasforma en este mecanismo poderoso de absorción y desciframiento, pasamos a un nuevo nivel. Pasamos de ser esos seres indefensos a naturalmente intentar valernos por nosotros mismos, aprendemos paso a paso las tareas y los procedimientos que vemos a nuestro alrededor, descubrimos que vivimos en una extraña esfera flotante en un universo que no alcanzamos a comprender ¿de dónde viene? ¿en dónde termina?. Aun cuando no todos podemos lograrlo con la misma eficacia, crecer es inevitable y podemos mirar atrás, dentro de nosotros, descubrir e indagar hasta esa primera imagen, a ese primer recuerdo.

       De una u otra forma nos las ingeniamos para crear un rostro en el cual reconocernos y esconder el verdadero. Somos egoístas con nosotros mismos, hay una persona que solo existe dentro de nuestra habitación. Con el tiempo muchos deseamos cosas que no se nos fueron dadas, por fáciles o difíciles que sean de conseguir. El ser humano sigue una ruta a un objeto o un sentimiento y una rutina y los más aventurados, a un sueño.

             Todos tenemos sueños, ese es el ideal de vida y algunos ideales son mas sencillos que otros. Entonces elegimos un lado; elegimos entre estar bien con aquellos que observan esperando pasar el resto de su vida en un estado de paz, que esperan ser felices y recordados por sus hijos, por sus nietos y tal vez —con suerte— pasar algo de sabiduría a los bisnietos. O estar del otro lado, desear algo distinto, hay algunos que desean simplemente nunca morir.

              Es verdad que entre todas las actitudes del ser humano, la mezcla de algunas de ellas crean verdaderos personajes de cuentos de terror, tal vez más valientes, alejados de la idea de un castigo eterno, de una consecuencia en esta vida. Otros no podemos soportar la idea de solamente dormir y jamás volver a despertar.

             Sin embargo es verdad, que estamos rodeados de muerte, mueren aquellos a quienes amamos, aquellos a los que creímos invencibles en su juventud. Hace poco pude verlo, cuando las flores se marchitan antes de haber florecido. No puede evitarse el pensar y lamentar el proceso de una vida truncada, el rostro de aquellos a quienes conocemos y admiramos se encuentra presente en nuestros planes, de forma intima o fugaz.

             Los rostros van desapareciendo, pronto, cuando esos números del día al día van cambiando, cuando las horas del reloj van avanzando, podemos notar que el tiempo corre de una manera aterradora, incluso sobre nuestros cuerpos. De pronto el latido de nuestros corazones parece el conteo de una bomba a punto de detonar. Nos quedamos sin tiempo, no podemos ver esa cuenta regresiva, ese cronometro agotándose segundo a segundo hasta llegar a cero...

            Hay pocas cosas que podemos hacer en este mundo con la certeza de que podrán ser. Nos aferramos a creer que hemos venido por algo, a elegir algo, tal vez en el fondo todos creemos ser especiales. Tal vez nadie lo es. Solo podemos intentarlo, caminar por esos senderos que nadie toma, esos que se piensan cerrados e intentar atravesarlos. Ignorar las voces que te gritan desde lejos que estas tomando el camino equivocado y seguir avanzando, en espera de llegar a eso, a esa creencia de que podemos conseguir algo más, convenciéndonos en verdad de ser diferentes.


            Nadie puede vivir basándose en las convicciones de los demás. Complacer a todos aquellos que nos rodean es imposible, mucho menos a toda la humanidad. Hay odio y amor en este mundo, hay envidia y amistad, hay caminos y como desde el momento en que una vida se crea en esa génesis diminuta dentro del vientre de nuestra madre, debemos elegir, o dejar que elijan por nosotros…



A.I. Mendoza Seda

jueves, 7 de enero de 2016

VIDA DE PERRO



             En la actualidad la mayoría de las personas tiene al menos un animal doméstico, un pájaro, un pez, un hámster, un gato; pero es más común que sea un perro. “El perro fue probablemente el primer animal en ser domesticado. Y ha acompañado al ser humano durante unos 10.000 años”.[1] Pese a que la domesticación fue producto del ser humano tal vez por la necesidad de la compañía, tanto personal como laboral, pero esto se ha salido de control y existen hoy en día diferentes tipos de  perros y no me refiero a razas (aunque también hay un buen número) sino a su posición “social” o mejor dicho a la posición en que la sociedad los ha colocado.

             La inconciencia de la sociedad ha provocado una sobrepoblación de estos animales y en consecuencia, ha convertido a algunos de estos especímenes en seres privilegiados y a otros  desafortunados, dándoles a los primeros, vidas algunas veces envidiables y a los segundos,  circunstancias que provocan lastima. Cierto es que los perros son animales inteligentes,  fuertes, fieles y cariñosos pero también es cierto que necesitan comer, beber y ser queridos como cualquier otro ser vivo. 

             Haciendo una analogía con el status social de los humanos, si analizamos un poco, también  podemos ubicarlos en la clase alta, media o baja.

     Hay perros que al igual que algunos humanos, nacieron como vulgarmente se dice “en charola de plata” lo que quiere decir, que no tienen la necesidad de trabajar para ganarse la vida. Estos perros se caracterizan por estar extremadamente “chiqueados”, algunas veces visten trajes hechos a la medida, con accesorios finos y por ende caros;  gozan de ser atendidos en hospitales, estéticas e incluso en restaurantes de prestigio; nunca sufren de hambre o sed y no suelen esforzarse demasiado por el humano que les da de tragar… Por supuesto que me refiero a la clase alta perruna, suelen ser de razas finas y muy pocas veces tocan el piso con sus patas.

             Hay algunos que se ganan la vida trabajando duro, por ejemplo: los que cuidan negocios, a otros animales, empresas, construcciones, etc. Ellos suelen recibir su sueldo transformado en un techo que improvisa una casa, por no decir, una simple sombra;  en alimento, que por lo regular se trata de los restos de la comida  de sus dueños; y si bien les va, en algunas caricias que representan cierto agradecimiento y cariño. Se caracterizan por estar amarrados (con una cadena o soga) de día y sueltos de noche. Cabe mencionar que son perros nobles y fieles a sus dueños, esperan verlos de nuevo para recibir lo poco que se les ofrece a cambio de su trabajo, o simplemente para sentir que han logrado lo que se espera de un perro. En esta clase media perruna, entran también los que trabajan no tan duro pero que a fin de cuentas dejan ver su habilidad canina al mostrar sus colmillos y ladrar cuando cuidan las casas (en las que también suelen vivir), autos (en los que casi siempre viajan) o pertenencias (con las que conviven) de su dueños. Suelen tener correas, pecheras, alguno que otro juguete, una cama o espacio definido y trastes donde siempre hay agua y comida. También es muy común que estos perros los saquen a caminar o a correr.

    La clase baja perruna vive al día tratando de conseguir trozos de comida, charcos o cualquier líquido que se pueda beber, suelen ser perros que nacieron en la calle o que fueron abandonados. Con frecuencia se le ve afuera de carnicerías, de taquerías o de cualquier negocio de comida, siempre esperando el descuido del que sirve, o un gesto de compasión del comensal.  Los que fueron abandonados por lo  regular visten ropa desgastada y sucia y algunas veces traen puesto un collar; los que son “del barrio” no los cubre más que su sucio y enredado pelo, son perros bravos, desconfiados, de mirada triste…. unos te siguen, moviéndote la cola o haciendo pequeñas gracias para conseguir un apoco de comida.

         Afortunadamente el parecido no llega a tanto, a fin de cuentas “son perros”, no les preocupa el dinero, ni la escuela, ni llegar temprano al trabajo. Les interesa un comino las banalidades de la vida, se recuestan bajo el sol el tiempo que les parezca necesario. Ser de la clase alta, mediana o baja les representa lo mismo a lo hora de roer un hueso, al dormir cuantas veces quieran y donde quieran. Por azares del destino sus errores suelen ser culpa del humano y es el humano también el culpable de que pueda existir tal clasificación. Quizá ellos no envidian la vida de un humano pero sin duda los humanos, más de una vez hemos pensado al ver recostado a un perro a medio día mientras se trabaja… ¡qué vida de perro!     




Alrep Solano



[1]http://www.nationalgeographic.es/animales/mamiferos/perro-domestico

miércoles, 6 de enero de 2016

Los Reyes Magos



              La víspera terminó, para muchos niños, la noche anterior se definió entre la inquietud y la preocupación. "Si no logro dormir, ellos no van a venir ¿habré sido un buen niño el año pasado?" La realidad es que al final a los ojos de esas tres entidades, tales cosas, no parecían muy importantes.


               Llegaron los Reyes Magos, los reyes de Oriente, Melchor, el rey de la luz, Gaspar, el tesorero y Baltasar, el protegido de Dios… Appellicon, Amerín y Damascón en griego, Magalath, Galgalath, y Serakin en hebreo. Aquellos que se cuenta, guiándose por una estrella, llegaron a Belén buscando al niño Jesús.


              La tradición dicta que en conmemoración a aquel día, los Reyes Magos adoptaron la costumbre de entregar juguetes a los niños cada mañana del 6 de enero; acarreando con ello, la tradición de cortar una rosca de pan. la rosca de reyes, es usualmente adornada con betún de azúcar y frutos secos, su origen es diverso y hace difícil saber cómo llegó a nuestras mesas. Desde el misticismo puro, a la pura casualidad, dicen simboliza una corona real, en donde antiguamente se escondía un regalo “de gran valor”.

               La tradición se ha trasformado y adoptado con una mezcla entre una cosa y otra. En la tradición mexicana al menos, se esconde dentro una figurilla del niño Jesús simbolizando la forma en que tuvo que ser protegido en aquellos días del asedio. De allí se desprende esta esperada tómbola, los tambores mentales que resuenan cada vez que el cuchillo atraviesa el pan esperado claro no cometer ninguna clase de atentado— una y otra hasta que por fin ese pequeño muñeco emerge y quien tiene el niño, debe comprar tamales el 2 de febrero.


          Sin embargo pese al color que adorna la tradición hoy en día y lo que para nosotros representa ahora si el fin de las fiestas y deja al árbol de navidad sin ningún motivo de permanecer despierto. Es interesante la significación que se esconde detrás de los regalos llevados por los reyes magos seamos o no religiosos hoy en día a razón de un juguete es una fecha de felicidad para los niños, aunque en aquellos día, dudo mucho que el niño Jesús se hubiese divertido mucho con un pedazo de oro. 

         En el pasaje, los regalos tienen como mencioné una representación simbólica. El oro por ejemplo, representa la naturaleza real, la aceptación de que aquel bebé, era concebido como un Rey. El incienso por otra parte, representaba la naturaleza divina, ya que era un eleme nto que se empleaba en los altares de los dioses. Y finalmente el aterrador presagio de su agonía, la mirra, cuyo compuesto era utilizado para embalsamar a los muertos.


            ¿Cómo lo sabrían? Qué misticismo tan cautivador al final rodeó a estos tres personajes, transitando de mito en mito, de historia en historia, de libro en libro. ¿Eran magos? No eran hechiceros seguro, pero se les llamaba así por ser hombres sabios, hombres de ciencia. Al final eran tres personajes de gran poder que probablemente vinieron de las tierras de Babilonia, Asiría, Caldea y Mesopotamia o Persia y se encausaron en un viaje guiados por una profecía que los llevaría a Jerusalén.


          ¿Cómo? Bien, si partimos del hecho de que Babilonia tenía vínculos cercanos con los Judíos, por allí del año 586 a.C Jerusalén fue invadida y saqueada por el ejército Babilónico y no fue la primera vez. De allí saber que la comunidad Judía era grande en Babilonia. Posiblemente esto fue lo que los llevó a interesarse en el nacimiento de este mesías. Tambien existe la teoría de que en realidad estos tres hombres, fueron ni más ni menos que “judíos diáspora” es decir, judíos exiliados, sacerdotes es posible, sobre a todo al atribuirse a ellos  el mote de "magos".


          La verdad sobre estos tres personajes es difícil de rastrear, datado de tanto tiempo, pasando por tantas manos, saber si fue o no verdad incluso que estos hombres existieron, es imposible y aunado a ello, se suma la creencia de que después de presentar sus respetos, se dice que un “ángel” se apareció frente a ellos, advirtiéndoles que de regresar a su tierra natal, la ubicación del mesías podría ser descubierta, por lo cual, jamás regresaron a su hogar.

        Mito o no, posiblemente todavía estén caminando por allí, aún siguen su camino e independientemente de la tradición, con todos sus atributos socioeconómicos, positivos y negativos y de la creencia cristiana o no; la felicidad ha traído a los niños este día es irreprochable, sobre todo, cuando antes de dormir la emoción domina los corazones, cuando por un instante se convierte en un momento inocente, cuando nuestros padres nos hacían mirar arriba, a lo que conocemos como el cinturón de Orión y nos señalaban el camino, diciendo mientras apuntaban a aquellas tres brillantes luces, “Allí vienen los reyes magos…”

A.I. Mendoza Seda 

martes, 5 de enero de 2016

Ojos tristes, manos suaves -1

-Te fuiste sola y nos dejaste locos-

               Me despertó su recuerdo. Tengo inscrita en mi mente su imagen y el ejemplo que me dejaron: su cariño, su congruencia, su sazón, su belleza, sus palabras, sus hábitos. Me di cuenta que hoy estamos a 20 días para conmemorar 17 años de su partida y el hecho de traer ese momento al presente, siempre me produce la misma sensación que tuve cuando me dieron la noticia, el dolor más grande que ninguna otra pérdida o decepción me hayan generado.

              Graciela, su nombre, elegante e imponente, aunque a ella no le gustaba. Y la apócope era algo que le satisfacía y prefería por sobre todas las cosas: Chelito. Para mi hermano Pablo César era Tita, para mí y el resto de hermanos y primos, Abue.  Era oriunda de un pueblo, que aún no ha sido nombrado “mágico” pero que bien pudiera serlo. Cuentan sus pobladores y los visitantes de Tonila, Jalisco que debes hablar de las “cosas delicadas” en susurro porque el viento malicioso de esas tierras se encarga de divulgarlo en cada recoveco.

              Por azares del destino, vivió en Guadalajara por casi 30 años, en el barrio de San Carlos. En su calle, Azucena, y en otras más cercanas, era conocida por su talento para aplicar ámpulas sin causar dolor, por los frijoles fritos con manteca de cerdo que le quedaban “chinitos” y suculentos; por la dulce forma de saludar al que se encontraba y la plática amena que siempre entablaba con quien la procurara. No tuvo inconveniente al forjar amistades entrañables, Inesita y Doña Soco por mencionar a las más importantes; o la admiración entre quienes la conocieron.   

             Una de las cosas que más le gustaba era ir a los mercados. Quizá su preferido era el de San Sebastián. Cada viernes iba a surtir su despensa de fruta y verdura frescas y comprar una que otra chuchería. Cuando mis hermanos y yo nos quedábamos con ella de vacaciones, era costumbre llevarnos y al momento de llegar, siempre nos inquiría ¿Juguito o dinerito? Obviamente nos complacía con ambos: un jugo de naranja chico y “dinerito” para comprar alguna curiosidad made in china que duraba un aliento.

             A mediodía, cuando la comida estaba preparada, se sentaba en el cuarto de la tele a la una de la tarde a ver a la Sra. Zárate, una cocinera experimentada del Canal 4, con quien compartía estilo gastronómico. Sacaba de un mueble su libro de recetas y con la caligrafía impecable, siempre letra script, anotaba con ligereza los ingredientes y los pasos a seguir. Verla escribir era como escuchar una melodía dulce, enternecedora, me hipnotizaba cómo tomaba la pluma y la deslizaba entre los renglones de su recetario. Una ocasión, me descubrió observándola y le ocasionó tremenda hilaridad cómo entrecerraba los ojos, arrullándome ante el ir y venir del bolígrafo. Al sentirme descubierta por sus ojos siempre melancólicos, lo único que atiné fue sonreírle y en respuesta obtuve una de esas tibias caricias en la frente que no olvido.


           Ya en los últimos años de su vida, peleábamos por dormir a su lado.  Su recámara era pequeña, si acaso de 3 metros por tres, la única ventilación era la puerta que daba al patio del recibidor donde tenía la mayoría de sus plantas. Un ropero de triplay, en color oscuro resguardaba sus prendas, sus joyas y sus fotografías de juventud. Su cama, matrimonial, estaba pegada a una de las paredes, sus sábanas siempre limpias con olor a ella. El ritual antes de dormir consistía en: persignarte, bendecir los cuatro puntos de la casa, agradecer por el día que termina y pedir porque “el mañana” siempre fuera mejor. Era fácil agarrar el sueño porque todas las noches tenía algo que contar. Desde su infancia, los momentos con su hermana María, las ocurrencias de mi madre en su niñez hasta lo bueno que siempre ha sido mi padre. Pude darme cuenta que le daba insomnio, que despertaba intranquila o preocupada, acaso el producto de penas que no había digerido, ofensas que no había perdonado, miedos que no había superado. El día que la descubrí insomne, le cuestioné la razón, la única respuesta que obtuve fue su mano sobre mi frente y esas caricias de sus suaves manos que hoy tanto anhelo cuando se me va el sueño a las 3 de la madrugada.





María Paulina Oliva Cuevas 

lunes, 4 de enero de 2016

Campos de concentración postmodernos

Hay quienes dicen que la vida es un círculo, que todo vuelve, que todo se repite, parece que están en lo cierto.  No hace mucho tiempo la necesidad laboral me llevó a buscar trabajo con urgencia, el campo fue lo más inmediato. A las cinco, cuarenta y cinco de la mañana me recogió un camión amarillo y me llevó  al punto de reunión donde tomaríamos otro bus para llevarnos al invernadero correspondiente, el lugar era un lote baldío. Más de una docena de camiones aguardaban el momento de partida. Esa mañana invernal, el frío y la gran aglomeración de personas, me parecían el montaje ideal para una película del holocausto. Todo aquello me llevó a hacer comparaciones, lamentablemente me di cuenta que no hay gran diferencia, desde aquella época y desde antes y hasta ahora ha habido siempre alguien que manda y una gran mayoría de subordinados que obedecen.  La sociedad a lo largo de la historia se ha sostenido con ese sistema.

      Hubo reyes y esclavos, y las inconformidades y las guerras que se han desatado en busca de la abolición de este sistema lo único que han logrado son nuevos sinónimos, ahora son gobernantes y pueblo, empresarios y trabajadores, pero salvo el cambio de nombre el sistema sigue siendo el mismo: el “superior” que exige y los “inferiores” que cumplen sus caprichos.

     Las situación laboral actual es lamentable, principalmente para la clase baja, los sueldos apenas son suficientes para cubrir las necesidades básicas de vida, gran parte de las empresas ni siquiera otorgan las prestaciones de ley, y el gobierno viciado en corrupción y ocio difícilmente se preocupa por procurar el bienestar de los trabajadores. Cómo se enfrenta un trabajador a su patrón cuando es un ser remplazable, cuando a pesar de que el sueldo sea bajo y no tenga ninguna prestación hay tras él una larga fila esperando por un puesto al menos con esas condiciones, y quien lo respaldará, si las instancias que rigen estos asuntos están ocupados haciendo favores a las empresas.


   Parece que fueron en vano las muertes de Hidalgo y Morelos, porque mientras más se aleja el tiempo de ese punto más se acerca la situación al mismo momento histórico, las empresas se buscan reducir costos incluyendo la mano de obra, los gobernantes se empeñan en enriquecerse aceptando mordidas creando fraudes, imponiendo impuestos, y al ciudadano no le queda más que malbaratar su trabajo y su patrimonio, entregar su vida a un bajo precio, y más que a  vivir dedicarse a sobrevivir.





Edgardo Aguilar