Alatum



"Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan
todo su entendimiento es su garganta."

Octavio Paz

miércoles, 31 de mayo de 2017

Soy


           Hoy día quiero dejar un poco ese lado nudoso de mi mente, tomar un respiro, hacer las pases con todo, darme el lujo de gastar mis ahorros, esos que voy guardando una vez al mes.

         He querido tomar un descanso de tanto drama, sin poder realmente hacerlo porque la actividad humana es dramática, descriptiva, cansada y egocéntrica. Al ser humano solo le gusta hablar del ser humano y aun cuando hable de animales los hace humanos y el problema siempre es él.

          Saltar de una idea a otra es complicado cuando no estamos acostumbrados a ir a ciertas direcciones, por ejemplo atrás, de forma consiente y percibir de forma cruda un crecimiento. Los recuerdos son truncos, nuestras ideas se mezclan en años y edades, vamos de unas palabras a un juguete y a momentos memorables. Es vergonzoso cuando se llega a cierta edad, pendiente de las cosas que hicimos, de las desventuras, los errores, y de esas mentiras que dijimos, de las etapas que se ven reflejadas en otras mentes.

     Hay personas que ahora tienen esa edad en la que algún día mimadamente le grite a mi madre “¡no me entiendes!” en el que dije estupideces y también las hice. Esos días en los que cosas pequeñas se hacían grandes, en los que secretamente los vestigios de nuestra niñez hacían estragos; temerosos los escondíamos bajo una mascara de madurez impertinente.

       Regresar a esos años de amistades absurdas y efímeras es gracioso, de palabras burdas, de chismes babosos. No se puede decir que éramos más o menos felices, porque si creíamos que lo éramos es irrelevante. Bien o mal, no conocíamos nada mejor ni peor. Lo que fue, ya fue y lo que es ahora pasa y pasará mañana.

        Ahora, moverse al futuro es otra cosa, en la hipótesis de que viviremos para hacer cosas. La angustia llega pensando en eso que no queremos dejar a medias. La línea del tiempo es oblonga, saturada de importancias ingenuas, nuestra existencia la marcará el tiempo, las cosas que dejamos atrás, el amor que nos merecemos y el que no.

        Ganamos y perdemos cosas. Somos un reloj de arena. Solo pensamos, de pronto salimos y no reconocemos nuestras manos, nuestros pies. Sabemos que somos humanos, que nacimos humanos y es extraño.



A.I. Mendoza Seda


martes, 30 de mayo de 2017

A paso rápido: Respiro


 A veces solo hace falta poco, una palabra de aliento, una ojeada al mundo, a ese lugar que existe detrás de la ventana, en la rivera de el ocio y la inseguridad. Hay un miedo invasivo en todo, vivir es difícil, y es solo eso. Vivir en un cuerpo humano, vivir con una mente activa, consiente de que es, de que será, de que fue. 

Arrastro recuerdos y añoranzas.

De días pasados, y nostalgias que todavía no pasan.

La soledad se vierte en una cuchara, es un veneno, o una medicina que se toma todos los días; así, en ayunas, cuando el silencio de la madrugada domina, se sienta en un trono en el horizonte lejano, se corona con el sol, una sensación de no tener nada y tener todo. Confuso, incierto, molesto.

¿Qué se supone que debemos ser?

Lo que se espera...
 Lo que se quiere...
                                    Nada.

Somos seres que respiran, que viven encerrados, en un lugar que no entendemos, que convertimos en ecuaciones y teorías, de vacíos y grandes explosiones, de genios, de arte y guerra. 

Estamos aquí para morir.

                       Estamos aquí...

                                 Ya estamos de pie...


Ahora qué...



Gato Negro

lunes, 29 de mayo de 2017

Hartos están los poetas

Hartos estamos de las flores
de los pájaros muertos
de las mujeres bellas
y los verdes huertos.

Y la belleza del mundo es bella
solo porque es bella
y los cantos de amor son bellos
solo porque son de amor.

Dónde están los poetas
aquellos que se mueren en las aceras,
dónde están los que gritan
dónde están los que son ricos.

Cantos de añoranza enfermos
deseo y beatitud
la virtud y la gracia.
El oro.

Hartos estamos de hablar de cosas bellas
hartos estamos de la belleza
y hartos moriremos
deseando. Escribiendo, mirando.

Vida y vivir mas vida
amor y sufrimiento
las aves
los bosques
los besos...




Nocturno.




jueves, 25 de mayo de 2017

Todo se mueve


      Pensemos un momento en la sensación que nunca percibimos. En el fenómeno que nos lleva de un día otro, de un ciclo a otro. Las manos antiguas descubrieron que la rueda era el artefacto correcto, la base fundamental de una civilización.

       Así como ese inventor desconocido talló una roca, el universo también hizo y hace los mismo todos los días. Es redonda la esfera que nos contiene, es redonda la esfera que nos da luz y es redonda la idea del lapso cíclico de las cosas. Todo lo que empieza tiene un final, en la destrucción de algo siempre encontramos el nacimiento de otra cosa. Sabio es decir, que la materia no se destruye, solo se transforma.

         Aprendimos a medir la vida en períodos de tiempo. Medimos la existencia, la circunferencia de un cuerpo, una etapa, y el curso metafórico de un alma. Las experiencias cuentan como comienzos y finales. De pronto ese circulo se bloquea, se queda estancado dando vueltas, hasta que encontramos la forma de salir y todo cambia. La historia se escribe trazando una curva nueva, e intentamos a veces inútilmente— instruirlo y moldearlo, pretendiendo que quede bonito, a nuestro gusto. Al final seamos conscientes o no, igual comienza todo de nuevo.

         La percepción de esos círculos se mide en años y días. Miramos atrás obteniendo información precisa, somos artesanos de nuestra vida, del impresionismo de los momentos que experimentamos siempre y los desconocidos.

          La información se guarda en capsulas de tiempo, en objetos que se hacen obsoletos, en memorias, en nuestros dedos, en el color de nuestra piel e incluso en la forma que ahora el ser humano camina erguido. Las cosas se advierten seamos o no participes de nuestro destino. Todo gira por que el circulo es lo más cercano a lo perfecto, es un comienzo y un final. Va y regresa el aire, el correr de nuestra sangre, los impulsos eléctricos. Todo se trasforma, muta, cambia, termina e inicia. Eternamente.


A.I. Mendoza Seda



miércoles, 24 de mayo de 2017

A paso rápido: Cruel.


A paso rápido: Cruel.

Se lleva un momento darse cuenta que uno ha perdido la inocencia. Que la ingenuidad de esa niñez, de esa inmadurez adolescente se ha ido. Se nos enseña a ser buenos, al menos a algunos de nosotros, y en aras de vivir simplemente esa flor se va marchitando. 

Hoy en día añoro ese tiempo en que creía que las cosas mejorarían, los días en que sentía mi vida longeva, y creería ver un cambio, extraño los días en los que creía verlo.

Pero somos ambiguos. 

Seres de luz y oscuridad.

Ahora sé que la maldad en una raíz latente que une nuestra espina dorsal con la mente, que se extiende como hierba, que se aferra y se nutre, de lo que sea que se nutre el pensamiento, de lo que sea que se nutre el conocimiento, de lo que sea que se nutre la verdad inequívoca de la vida, de la verdad de la muerte inevitable, de la destrucción inevitable, del egoísmo ciego, de los pensamientos a contextos lejanos, a muerte frías, que vemos como movimientos en un tablero de ajedrez. Un movimiento del que todos tienen algo que decir...

Y encuentras en esas voces tu voz...

Y encuentras en esas voces a los culpables.

Hoy ya no es un día atípico, porque me percato de que el mundo es esto, me doy cuenta que no es la primera vez que lo veo, a la maldad y a la ignorancia extenderse como un idiota tropezando por todos lados, a la muerte, a la guerra, a la indiferencia... A esa gente que ahora es una noticia, que no saben que el día de ayer cuando se levantaron sería el último día de su vida.

Vi a los niños muriendo, vi a los animales sufriendo, vi llanto, vi odio, he visto, veo, seguiré viendo…

Se ganan batallas.

                             Simulaciones.

                                                  Gente idiota. 

                                                                        Idiotas...


Somos idiotas.

Nocturno



martes, 23 de mayo de 2017

Musa

Tiene supongo que haber en algún lugar aquella diva, aquella musa que impulse el latido distinto e inconfundible de un corazón enamorado. En el resguardo de mi guarida, y con el guardián,  fiel amigo echado por un lado, miro al horizonte mientras una cálida brisa entra por los resquicios de mi ventana, el sol resiste agónicamente en el firmamento, su lucha por seguir resplandeciendo se plasma en bellos tonos rojizos, ahí, el suspiro me alcanza y la soledad se me abalanza, la verdad es que no pienso en nadie en particular, solo en un ideal.

La melodía que escupe la bocina se cuela en mi andar, y con graciosa cadencia camino hasta la silla, lugar del comienzo de cualquier fantasía, del comienzo de la vida de mi imaginación que dibuja palabras sin vacilación, sea la cruda realidad o la magia de cualquier otra dimensión, allí me refugio y con honestidad no hay lugar mejor, pero… Pero de vez en cuando la sombra del desconcierto y la falta de inspiración asaltan mi imaginación, me distrae la posibilidad de una silueta al ritmo de la música sonsacando a mi corazón y acompañando los versos de la canción.

Me resisto a la idea y la convierto en cenizas, no tengo tiempo para anhelos de una historia que incluya romance, pues de ese trance, las experiencias me advierten un sin fin de dramas, de los cuales yo ya no tengo la más mínima gana; y suspiro, dejando huir de mi aliento tan ocurrente anhelo.

Entonces, aunque no sea así siempre, viene a mí el verso que desata la interacción de mis neuronas, puedo acomodar palabras y enunciados que describan de manera audaz mi pensamiento, mi sentir, y traicioneramente el anhelo de una convivencia donde mi sonrisa se encuentre con la suya, donde mientras me pierdo  frente a las letras ella me encuentra y captura entre sus brazos.

Es una terquedad a la que le gusta recurrir el corazón, no me entiende, no cesa su latido en alas de un amor aun cuando mira vacío el refrigerador. Insisto en concentrarme en aquel verso,  en aquella historia, que me saque de donde estoy, pues aquí la carencia acompaña a mi poesía, y ciertamente a veces le quita brillo a la vida.

La noche ocupa el principal escenario, con lejanas luces y una sonrisa de queso absorben mi pensamiento, se va la vida del día, los resultados de mi desvarío son un montón de páginas sin sentido, aunque uno nunca sabe.

Cierro libreta y sirvo las croquetas y el cereal, su parecido es algo a analizar, el silencio trae de vuelta ese ideal, donde entre un beso y una palabra los sueños más importantes se han vuelto realidad, esos que tratan de amar y ser amado, esos que hacen que nada más tenga un peso importante y que hacen de esta vida algo inolvidable…

Víctor J. Mendoza Seda


lunes, 22 de mayo de 2017

A tu pesada sombra

Vívida y taciturna
la sombra es;
una bóveda que guarda secretos,
siluetas cambiantes 
unidas como una cometa a los pies.

Pero la tuya se ha desprendido,
ahora vaga entre la puerta de mi casa
y el marco de la ventana.
En el buró cerca de mi cama
detrás del espejo cada mañana.

Así la arrastro, unida a la mía
aferrada como un gato
araña cuando baja y gime y llora
y me destroza el alma.

Se sienta por momentos a mi lado
y se posa sobre las letras del libro que leo
se acuna detrás de mis piernas encorvadas
escondiéndose como un niño en mis faldas.

Se me queda mirando como un perro 
y me sigue hasta en los sueños
se cuelga, me tira, me hala y me ahoga
me quedo sin aire en el aire,
flotando con ella
me arrastra
contigo.
A ese mundo vago e iracundo
a esa imagen de terror nocturno
a tu voz ahogada en cólera
a las flores
a las palabras
al amor
que se muere
que moribundo muere con ella
con esa sobra...

que se aferra.


Gato Negro


jueves, 18 de mayo de 2017

A paso rápido: Polvo.


        Curioso pensar en la iridiscencia del polvo. En esas partículas pequeñas flotando ligeras a la brisa de un soplo. Giran sobre si a contra luz. Como la historia, se revuelve buscando verdades.

        ¿Qué anécdotas extrañas nos traería el polvo? ¿De qué se compone cada una de las partículas del polvo? Ese fino talco de piel de humanos y otras cosas invisibles. Qué vestigios encontraríamos en sus memorias, qué tristezas vienen en esa partícula que se desprendió de una herida, de una lagrima seca. Qué alegrías encontraríamos en esa que se desprendió de un oso de felpa, de un cabello moviéndose libre al viento. Cuántos sueños se construyeron sobre esas que están en los libros, de las que se quedaron atrapadas en los cimientos de una casa, en un baúl, en un cajón.

Al polvo iremos todos…

Estado de la materia infértil y elocuente.

        Invade sin tregua las superficies planas. Se asienta lentamente y convierte todo en su casa, incluso esas rendijas pequeñas, las grietas, los dobleces difícilmente visibles. Se posa y guarda historias y trae historias. Una partícula de mar y bosques, de gente  ajena, que termina en mis manos, en un trapo como mugre y se acumula sin poder librarnos de él. Se aferra, se viste de gris, acecha, nos recuerda siempre que pasa el tiempo y no importa cuando intentemos alejarnos, nos encuentra. Cómo nos encuentra la vida misma, pues es el polvo testigo mismo de eso y es eso, el despojo que deja a su paso…


Polvo somos…



A.I. Mendoza Seda

lunes, 15 de mayo de 2017

La mañana


Perfume de café
manos tibias
sabor amargo y dulce.

Cantan los pájaros
el perro mueve la cola
y el fuego, azul se enciende
y la trasparencia se torna blanca
suave como las nubes
amarilla como el sol.

Entre paso y paso el viento frío 
entra por la ventana el aliento de Ehécatl,
y los ojos somnolientos se levantan.

Un suspiro
una imagen del día anterior
palabras, palabras, palabras...

Una promesa pendiente
con el mundo
con uno mismo
trabajo, trabajo, trabajo
ilusiones, sueños, descanso.

Nombres vienen.
Pensamientos acelerados
se detienen un momento mirando la flor
la abeja que corteja la flor
el gato en la ventana que llega
la noche ha pasado
12 horas.
12 horas de vida.
Reloj inflexible,
deseos....

El tiempo, la calle, la vida...
Hoy tengo...



Nocturno

martes, 9 de mayo de 2017

Bienvenido a la jungla de asfalto…

A través de los días, en mi estancia en el que será mi nuevo hogar durante los próximos meses, tal vez años, las circunstancias de la vida diaria, de la vida cotidiana en una gran urbe, han en definitiva cautivado mi razón y me han ofrecido ciertas perspectivas y análisis de lo que se vive en los recorridos grises y verdes pálidos de una gran ciudad.

Y es que, cómo no causar una avalancha de pensamientos, cuándo tu mente se enfrenta al vaivén ligero y a la vez pesado de una ciudad. No es que desconozca el ritmo de una gran urbe, pero tenía ya mucho tiempo que no lo vivía como lo he hecho en los últimos días, en los cuales, la ciudad me ha dado una prueba de los pecados que como sociedad llevamos cargando, y a la vez no lo niego el atractivo de ellos.


De las primeras cosas que me vienen a la mente, es en definitiva la palabra “perspectiva”,  el como algunos kilómetros pueden parecer docenas cuando la palabra tráfico atraviesa tus pensamientos. Dios mio— es increíble como un lugar tan pequeño puede volverse tan grande, como es, darse cuenta que mientras que en ciertas partes conviven diez personas, aquí conviven mil… y es que en verdad en algunos de mis traslados parezco desafiar las leyes de la física, aquí la ley que dicta que un cuerpo no puede ocupar el mismo espacio que otro, parece no aplicar, si no me creen, pregúntele a cualquier persona que tenga que llegar a abordar un camión sobre una avenida, obviamente desbordada por caballos de cuatro ruedas, uno que aparece completamente atiborrado, en donde apenas bajan cinco y suben diez, lo miro y no lo creo, parece un espectáculo y algo de que reírse hasta que tú eres uno de esos diez que tiene que subir. Lo mismo pasa en el gusano que la traviesa a plena vista o por debajo de la tierra, gente corriendo, desesperada por ser devorada por ese gran animal, y  ya dentro, se siente como si de verdad lo fuera en horas pico, carne con carne y esa incomoda sensación de sentir un cuerpo con una temperatura corporal tan alta que no la entiendes…

El ajetreo es parte de la vida en estos lugares, que son todo un monumento al capitalismo desbordado, estas ciudades ofrecen un choque de realidad magistral, algo digno de análisis, algo que es tan asombroso que sus protagonistas parecen ni siquiera saber que actúan en éste teatro de concreto, ¡damas y caballeros! les presento al vago y al empresario… al desamparado y a la chica con bolsas de alguna lujosa boutique.  Aquí encuentras extremos uno casi encima del otro, pero tal cual líneas paralelas parecen jamás destinadas a tocarse, uno lo mira con imaginación, con anhelo, el otro ni quiere mirarlo, es como un afán de mantener su vista lejos de esa realidad, como si fuera contagiosa, después de todo, aquellos libros que nos enseñan cómo alcanzar el éxito nos dicen que no pensemos en pobreza, no es así. Sin embargo puedo entender que es por los ojos, por la vista que nace el amor o el desamor, la confianza o la falta de ella, tanto oímos de asaltos y robos que cualquier realidad desamparada que se nos acerque nos hace de inmediato tomar precauciones y encender nuestro sistema de alerta, no vaya a ser… Y entonces comenzamos a crear realidades, suposiciones, que nos alejan de la única verdad viable y tangible, aquel que camina sin zapatos o con el bosquejo de ellos es también un ser humano, un hombre y punto, lo demás, sin tratarlo y conocerlo, solo está dentro de nuestras cabezas…

Pero el espectáculo apenas comienza, porque no se trata de subir y bajar de camiones, o de mirar opuestos casi juntos, sino comenzarlo todo a ver de manera cotidiana y comenzar a hundirse en esa realidad, y comenzar a ver matices distintos en ella, porque sobre lo alto de lo gris de los edificios, un atardecer llama mi atención y los colores se presentan para mi diversión, las luces de las tiendas se vuelven interesantes y en los aparadores  encuentro un extraño confort, me emociona la posibilidad, la actividad de intercambiar mi tiempo por materias, mi vida por cosas que animan mi emociones, y no lo niego, es adictivo el proceso, y solo eso, me hace sentir un tipo de emoción por el ajetreo, por esas golosinas que alimentan mi ego, vale la pena empeñar mi tiempo y mi vida… ¿ o no?...

La verdad es que en este tipo de manchas grises que se extienden sobre el planeta, el tiempo pasa casi inadvertido, un día es enero y todo comienza, pero entre la productividad y la distracción, miras el calendario y ya es mayo, parpadeas y es julio, más de la mitad de un año se ha ido en reportes y facturas, en tragos y despilfarros, en ahorro y aspiraciones que satisfacen nuestra ambición.

Ahora bien, mas allá de entender que estos sitios son para en cierto modo dejar de ver lo básico para la felicidad, la irrefutable verdad es que a partir de su folclor y ritmo de día, son el perfecto escenario para que las ideas traspasen el plano imaginario y se conviertan en realidad, pues ofrecen diversidad, opciones, opiniones, distintos caminos, y  la posibilidad de trascender es más fácilmente concebida y recreada en ambientes como el que éste lugar ofrece… Al caminar por sus calles a través de la arquitectura de una casa, de una bella avenida o de un gigante de acero, la inspiración golpea a la puerta, pues existe algún tipo de magia que nace de andar por tan diversos paisajes, por semejante diversidad, y si eres un tanto abierto de mente, por la variedad de interpretaciones y realidades de un mismo lugar.

No cabe duda que este tipo de sitios son una constante paradoja, donde conviven soledades y amores, triunfos y derrotas, pobrezas y riquezas, una metáfora viviente de lo que en sí, puede ser la vida, un conjunto de sensaciones y momentos que hacen una constante en el tiempo, no cabe duda que son lugares de amplias interpretaciones, de tentaciones y superficialidades, pero a la vez de encuentros que pueden acompañarte toda una vida…


Víctor J. Mendoza Seda



martes, 2 de mayo de 2017

Souvenir

Guía de recuerdos.
Alma mía.
Tesoro fino, palabra fría.

Voces con ecos lejanos 
llevando el tiempo.

Viene el viento, en silencio.
Quietud.
Sensación efímera e insuficiente.

Observo y leo
las letras infantiles,
adolescentes.
Se mueren las flores entre los libros
el objeto importante es basura.

Suspiros finitos
de largas alas que se desmoronan.

Preguntas incautas
silenciosas.
Lejanos olvidos vagan,
saltan como un grillo,
se esconden en una esquina
y tejen una telaraña,
se mueven entre el cabello
como polvo caen.

Alude al ritmo estrepitoso
se va,se ha ido.
Nota fuera de tiempo,
caja musical interrumpida.

Se mecen en un columpio,
alejándose con el diente de león.
Banca en la plaza,
oso de felpa,
lluvia seca,
y el aire
y las colinas
y nada más.


A.I.Mendoza Seda