A paso
rápido: Cruel.
Se lleva
un momento darse cuenta que uno ha perdido la inocencia. Que la ingenuidad de
esa niñez, de esa inmadurez adolescente se ha ido. Se nos enseña a ser buenos,
al menos a algunos de nosotros, y en aras de vivir simplemente esa flor se va
marchitando.
Hoy
en día añoro ese tiempo en que creía que las cosas mejorarían, los días en que
sentía mi vida longeva, y creería ver un cambio, extraño los días en los que
creía verlo.
Pero
somos ambiguos.
Seres
de luz y oscuridad.
Ahora
sé que la maldad en una raíz latente que une nuestra espina dorsal con la
mente, que se extiende como hierba, que se aferra y se nutre, de lo que sea que
se nutre el pensamiento, de lo que sea que se nutre el conocimiento, de lo que
sea que se nutre la verdad inequívoca de la vida, de la verdad de la muerte
inevitable, de la destrucción inevitable, del egoísmo ciego, de los
pensamientos a contextos lejanos, a muerte frías, que vemos como movimientos en
un tablero de ajedrez. Un movimiento del que todos tienen algo que decir...
Y
encuentras en esas voces tu voz...
Y
encuentras en esas voces a los culpables.
Hoy
ya no es un día atípico, porque me percato de que el mundo es esto, me doy
cuenta que no es la primera vez que lo veo, a la maldad y a la ignorancia
extenderse como un idiota tropezando por todos lados, a la muerte, a la guerra,
a la indiferencia... A esa gente que ahora es una noticia, que no saben que el
día de ayer cuando se levantaron sería el último día de su vida.
Vi a los
niños muriendo, vi a los animales sufriendo, vi llanto, vi odio, he visto, veo,
seguiré viendo…
Se
ganan batallas.
Simulaciones.
Gente
idiota.
Idiotas...
Somos
idiotas.
Nocturno
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