Alatum



"Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan
todo su entendimiento es su garganta."

Octavio Paz

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Arte-Oficio 3/3


              
              A estas alturas todos deberíamos saber respetar el trabajo que cada persona desempeña, deberíamos saber que cada individuo se esfuerza por llevar a cabo su labor por más simple y extraña que parezca.  Con solo dedicar un par de minutos a pensar en lo que los demás realizan nos daríamos cuenta que todos los oficios dependen de otros oficios para subsistir,  y que por más desagradables o extraordinarios que sean requieren por lo menos el vistazo de los demás.

   Para ejemplificar lo anterior se me viene a la mente un supermercado, es decir una tienda surtida de básicamente todo lo que podría necesitar una persona ya sea para satisfacer las necesidades personales y del hogar, entre otras cosas… Pensemos en  cualquier  artículo del supermercado, se necesita alguien que lo transporte, es decir que los haga llegar hasta la tienda en cuestión, por lo tanto se me ocurre la siguiente cadena:

            Choferes de camión ( no serían posibles sin los que dé inicio distribuyen la mercancía, pero esta sería otra cadena así es que hagamos de cuenta que ya tienen una carga y un destino asignado); sabemos que un auto requiere combustible por lo tanto para que una carga llegue a su destino se debe abastecer de gasolina o diésel al auto o camión;  así como el auto necesita combustible el chofer requiere de alimentos y  líquidos para poder trabajar, en este punto es necesario pensar en los pequeños restaurantes (conocidos como “cachimas”, lugares que a su vez requieren de un buen número de comerciantes que los abastecen), donde los choferes puede estirar un poco las piernas, comer e hidratarse para continuar con su labor, en estos lugares suelen estar personas que limpian vidrios, revisan llantas, lavan o simplemente cuidan los autos mientras los choferes descansan un poco; durante el trayecto es común encontrar  trabajadores de la  federal de camino, militares y agentes de la PGR que se encargan algunas veces de la revisión y control de la mercancía y otras de elaborar un  examen físico del operador con finalidad de para mantener la seguridad vial en las carreteras;  también se topan con trabajadores de cacetas y vendedores ambulantes;  al llegar al destino se enfrentan con tránsito, algunas veces con los encargados de los estacionamientos, con la empresa que compra el producto, cargadores, secretarias, los que “echan aguas” y muchos otros grandes empresarios y pequeños trabajadores que su vuelven eslabones de una cadena necesaria para la permanencia de distintos oficios.


             Como dije en el  primer artículo de esta serie, el número de habitantes puede darnos el número de oficios existentes y como bien menciono  en el segundo para lograr el respeto que cada trabajo merece es necesario valorar las facultades de cada artesano, pues cada oficio requiere de su arte para existir. Para concluir,  en este número dejo para reflexionar lo indispensable que somos todos para que nuestros trabajos tengan un valor  importante, siempre será necesario que nos demos cuenta y apreciemos lo que los demás contribuyen y lo que contribuimos para los demás.

Alrep Solano

lunes, 21 de diciembre de 2015

El lenguaje de lo intangible

Somos un conjunto genético del pasado, un recopilado.

        Viene súbitamente impreso en nuestro comportamiento desde aquellos que tuvieron la posibilidad de ver la creación, dentro de las numerosas definiciones, la diferencia fundamental que nos distingue de las demás especies, es el análisis y la conciencia de un pensamiento y un procedimiento.

           Siempre he sido amante de los perros, uno de todos los recuerdos turbios que tengo de mi niñez, se remonta a mí poniendo mis manos en el suave pelaje de un Husky siberiano, está de mas decir, que es uno de los más felices que tengo. Como ser humano el hombre puede creer que está solo en este mundo, poéticamente, somos como la flor de dios, encerrada en una esfera suspendida en el universo. Pese a nuestras mentes a veces tan libres, somos prisioneros de nuestras posibilidades.

          Desde tiempos remotos el hombre se ha jactado se ser poseedor de un juicio, que funciona a base del raciocinio de nuestras acciones, de la historia y consecuencia que viene con cada una de ellas. Somos por así decirlo conscientes de nuestra existencia. Aun cuando no podemos saberlo, estamos seguros que como especie somos incomprensibles a veces incluso para nosotros mismos. Estamos solos en el mundo.

      He allí mi fascinación al pensar que aunque en capacidades diferentes, existe la posibilidad de establecer una conexión emocional con alguien que no es de nuestra especie, con un sistema complicado de señales que envían y estimulan diferentes respuestas fisiológicas. Reaccionamos y somos objeto de aquello que conocemos como amor, como enojo y tristeza. El fenómeno por sí mismo es razón de contemplación. El significado inmaterial e incuantificable de una respuesta, es como lanzar un grito al viento y que aquel eco sea respondido.

         Lo he visto muchas veces, en sus ojos. Los animales son criaturas de naturaleza pura, sus miradas son vagas, pero fijas en lo importante. He visto a mis perros observarme, por los nombres que les he dado en mi lenguaje para hablar con ellos y también recuerdo los nombres de aquellos que tempranamente partieron. Jamás me dijeron una sola palabra y han sido mis mejores maestros. Qué lección más valiosa se puede aprender en la vida, sino es, simplemente aprender a vivirla.

       Entonces como debería llamar al lenguaje que se establece entre ellos y yo. Es verdad que se puede establecer una comunicación con cualquier especie a base de condicionamiento, pero cuando esa comunicación nace de forma rudimentaria de la convivencia ¿cómo podría llamarse? Para un ejemplo, estoy consciente de que no funcionan de la misma forma, pero cuando su atención se fija en mi al acercarme a ellos, parecen pensar por un momento, “Ya viene”, no puedo saber que es lo que piensan, solo lo interpreto de una mirada fija.

       Las expresiones son genuinas, la manera en como entrecierran sus ojos cuando paso mi mano por su cabeza o el cómo se dilatan sus pupilas y se mueven sus orejas al escucharme, son el resultado del sinfín de palabras que se dirigen a ellos, consciente de que no las entienden y sin embargo el tono y la intención son asimilados. El sistema perceptivo de los animales me parece un sistema delicado de cuerdas, respondiendo a cualquier vibración. No hay ojos más sinceros, que expresen con tanta transparencia el amor y el dolor. Entre los animales no hay hipocondríacos, “el dolor, duele…”

       A veces me pareciera, que fuesen testigos de nuestra existencia, que en su memoria llegará un momento en que al igual que en la nuestra, quedaremos grabados en ellos como un recuerdo instintivo. Tal vez en imágenes de luz y sombra, de muecas y vibraciones. Me pregunto si llegará un momento en que todos ellos vivirán sin nosotros, después de muchos años y tal vez algunos correrán libremente como sus ancestros solían hacerlo. Soñarán con esos seres de hechura extraña capaces de tanta amabilidad como maldad. A veces me lo pregunto, si estaremos ya dentro de su código genético, como algo intangible y certero, que traducido a nuestro lenguaje diría, “humano”.



A.I. Mendoza Seda

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Una anécdota de ayer



¿Por qué aguardas con impaciencia las cosas?
Si son inútiles para tu vida, inútil
es también aguardarlas.
Si son necesarias, ellas vendrán
y vendrán a tiempo.

                   El cotidiano a veces me rebasa, me hunde, me transforma; he decidido cada día rehacerme y convertirme en otra cosa: quizá en Gregorio o el mismo Kafka.

                  Sin tener mucha suerte me doy cuenta que consigo que los días siempre cuenten, ya sea en un centímetro más a la altura de mi hijo, su sonrisa o el cálido abrazo de mi compañero de vida al terminar el día. Cuentan cuando salgo del trabajo y a lo lejos escucho “que le vaya bien maestra”. Sutil, casi imperceptible, son momentos que validan mi existencia.

                  El cotidiano siempre retorna ¿por qué regresas a enclaustrar el pensamiento? Siempre le pregunto… Ayer no vino, me altero el día, la vida. Ayer mi hijo no me dio sonrisas solo el sonido de una perversa tos que amenazaba con lo que hace meses nos enfrentamos: bacteria, virus o términos médicos de una respiración alterada.  No lo pensé más, soy una madre altamente aprensiva, acudimos al IMSS. Al llegar vi a Erick, con la constancia, tolerancia y determinación de siempre; su sonrisa, sus ojos, su caminar; lidiaba con una sala repleta de pacientes y voces impacientes que cada segundo gritaban: !!!Erick!!!!

                Solos Iker y yo, esperando nuestro turno, veíamos pasar a Erick por un largo pasillo, y solo la voz de Iker que como eco quedaba: ¡papá! La noticia llegó: placa simple de tórax, posible bronquitis; ¡no otra vez! Me sentí el ser más desafortunado, me invadió la ansiedad, la tristeza, el mundo se comenzaba a desmoronar lento, Iker no sonreía, Erick con la mirada cabizbaja y su cara revestida por un cubre bocas que intentaba borrar la expresión de angustia que compartíamos, no quería hablar. Seguía la espera.

               Sala de urgencias, un olor a suero, alcohol, lágrima, sangre; olor a ansiedad, tristeza, sueños rotos. Nos dedicamos a observar, ¿qué vimos? Ojos apagados, manos trabajadoras, carencias, madres hundiéndose en pozos de tristeza y frustración, cuerpos doblados, pasos, muchos pasos. ¿Cómo es que somos tantos en este trance y no nos detenemos a observarnos? Todos amontonados, solos, ensimismados, nunca nos vimos.

                Contrastes de la vida son estos que me hacen reaccionar, salir con un diagnóstico positivo y ver que soy tan afortunada de tener los medios para que Iker no padeciera el entorno de un hospital, que no escuchara el llanto, el dolor, la ausencia de los que ahí parten; afortunada de salir ese día y poder respirar fresco y escuchar a Iker dormir profundo.  Él y yo vimos que estamos, nos vimos a los ojos y nos dimos cuenta qué afortunados somos, por el tiempo, por la salud que se quebranta pero vuelve a ser ella…

                Y digo que a veces el cotidiano me rebasa porque soy tan ciega a lo más perceptible, ciega a los días cargados de la presencia de mis padres, de sus voces llenas de verdades, ciega al camino que recorro con mis hermanos que son mi bastón, ciega al voltear cuando duermo y no volteo a verte Erick que permaneces sin quebranto; ciega al no ver siempre que Iker es mi verdad absoluta.


                Desde ayer me sugerí disfrutar los días, estas horas que han sido mal gastadas, sugiero disfrutar el paso de los años que nos encaminan a ser más humanos; me sugiero voltear solo un poco para reencontrarme y seguir viendo que en efecto no es el cotidiano soy yo. 


Julieta Oliva Cuevas

martes, 15 de diciembre de 2015

Sueños


                 Era una noche llena de nubes espesas, con un óleo de colores gris, negro y plata revolcándose en su núcleo, la luna estaba gigantesca y redonda como el casco de un astronauta que observa desde el espacio. Había una casa en medio del mar, el agua era una planicie brillante que a veces se movía. Estaba sentada en un escalón de la casa, la espuma mojaba mis pies. Platicaba con un hombre, era un hombre de unos 40 o 50 años, no sé quién era, sólo sé que la conversación y la visión de la luna eran algo extraordinario, nada me hubiera podido alejar de ese lugar. No recuerdo el tema de la conversación, ni la cara de él, tal vez era mi padre, tal vez un maestro o simplemente un desconocido. Me parece indescifrable la procedencia de los detalles mínimos y máximos de aquel sueño, y en general de todos los que nos acompañan a dormir.

               La incierta materia de los sueños. ¿Cuál es la materia de los sueños? ¿De dónde viene la sensación que te produce ir de reversa sin moverte, tratar de despertar sin poder hacerlo? ¿Son restos de recuerdos, de sentimientos banales, de sentimientos profundos, de lugares que no conocemos o que en realidad no recordamos, o son todo eso o un poco más, a veces un simple sabor en el paladar de nuestro cerebro? ¿Los animales sueñan o solamente los humanos?...

                Los sueños de los perros. Gran parte de mi vida he pensado que los sueños son especiales, tal vez puedan serlo en la vida animal, pero no estoy segura si los animales sueñan, intuyo que sí. Cuando mi perro está dormido y aúlla, ladra o mueve las patas cómo si corriera, imaginó que persigue motos, ladrones que se llevan el pollo del congelador, la mantequilla, quizá le ladra a otro perro que orina el árbol plantado en el vecindario. Tiene una pesadilla de cuando estuvo internado para su esterilización, debe ser una pesadilla llena de voces perrunas, agujas y sangre. Sueña a su madre, su cara y el olor que no conoce pero extraña. También podría ser que los leones sueñan, elefantes, dragones de Cómodo, toda clase de animal, eso confirmaría que los sueños son algo  antropológico y animal.

                Muchos sueños. Existen temporadas en las que sueño todos los días, sueño y sueño, me convierto en una interminable cineteca que los proyecta sin descanso. Me gusta soñar, creo que es un efecto que nos hace despertar a la irrealidad que ignoramos cuando estamos despiertos, la irrealidad es parte de nosotros, el sueño es la materia intangible para recordarla. Tanto pensar en los sueños me hizo formularme una teoría.

                  La teoría del sueño. Soñamos cosas, lugares, personas que son parte de los recuerdos de nuestros antepasados, es decir, genéticamente se trasmiten memorias colectivas que se manifiestan a través del inconsciente. Esa idea nace porque en mis sueños se presentan lugares, personas, situaciones que me parecen familiares, tan familiares pero a la vez tan lejanas e intangibles que no puedo fijar su procedencia lógica.

                  La recreación del sueño. Recrear un sueño, siquiera contarlo es algo muy difícil, porque los sueños están construidos de una materia inconsciente, resulta difícil recrearlos en el consiente, José Manuel Aguilera en su libro Estambul Cuadernos Nocturnos recrea uno de sus sueños “Soñé un lugar mítico que era el punto en el espacio y el tiempo donde se juntaban todos los lugares que he amado… Y lo único que era una sola cosa siempre, el común denominador que unificaba la coexistencia de todos esos lugares, era la sensación de misterio de estar en este mundo. Igual despierto que soñando” de alguna forma son ideas con una lógica deforme, pero con un sentido plural, al leer esta recreación me hace experimentar sensaciones que entiendo.
              
                  Los sueños y la realidad. Los sueños aletean como un pájaro torpe, tan torpe que nos contagia. En ocasiones se experimenta una homogeneidad entre el sueño y la realidad, tal como le ocurre a Stefhane Miroux de La ciencia del sueño. En esta película la realidad tambalea, pues los sueños de Stefhane poseen un poder tan fuerte que lo hacen perder el control del mundo real, tanto de la realidad consiente como de la inconsciente. Habla entre sueños, escribe en la realidad que pensaba que era un sueño, se viste de perro, miles de cosas absurdas acontecen en su vida, mientras él sueña que sólo está soñando, aunque en realidad está moviéndose en la vida consiente. José Manuel Aguilera nos habla de esto en Estambul “Eso que llamas realidad alguna vez fue sólo un sueño” esta frase podría funcionar a la inversa.


                  Volar y el fin del sueño. He soñado que vuelo, no sé cómo hacerlo, que me despegó del piso, doy saltos y cuando comienzo a disfrutar, el vértigo me vence. Volar en un sueño es tan importante como hacer imaginar cualquier cosa que no es posible, convencerte que es sólo tuya, que nadie  la puede definir pero sabes sentirla. La importancia del sueño como en la vida, es atravesarlo aunque no tenga razón ni sentido, es soñar aunque el sueño termine,  vivir aunque el despertar sea la muerte




Trompa de Mosca

lunes, 14 de diciembre de 2015

Arte - Oficio 2/3


Los oficios no solo forman parte de la vida de cada individuo que existe en el mundo, sino que forma parte de uno de los vínculos invisibles que nos une a todos, similar a  saber que “todos somos hermanos” igual es pensar en que los trabajos están conectados de alguna forma.

                  Podemos pensar que quien trabaja recogiendo la basura no tiene nada que ver con la persona que trabaja limpiando la casa de otro (aunque esta es una relación sencilla), pero al analizar la labor que desempeña cada uno nos daríamos cuenta por ejemplo que, quien limpia la casa  definitivamente necesita del que recoge la basura, este le hace el trabajo más sencillo,  de lo contrario tendría que buscar la forma de deshacerse de la basura que se genera en la casa donde trabaja, sin causar molestias a ninguna otra persona, quiero decir que no podría solo sacarla y dejarla, si eso hiciera tendrá que estar consciente de que la próxima vez que salga debe hacer algo con esa basura, ya sea esconderla en un lugar donde nunca provoque incomodidades (mal olor), llevársela a su casa (donde seguramente tiene el mismo problema con su propia basura), transportarla a un lugar lejos de la ciudad…  o simplemente desear que exista un trabajo que dependa de un camión donde sus trabajadores se dediquen a recoger la basura que a diario se saca de una casa, oficina, salón, negocios iglesias, hoteles y un larguísimo etcétera.

                   Por otro lado, como personas tendemos a juzgar y muchas veces duramente a otros trabajadores sin antes detenernos a pensar lo difícil que puede ser su trabajo,  en los esfuerzos que se  requieren para desempeñarlos de la mejor manera  y en lo importante que puede llegar a ser para que no exista “un caos” en la cotidianidad de las demás personas.  Ese que trabaja recogiendo basura debe cumplir un horario, requiere de una buena condición física y de perder por completo el asco. Si cada persona se detuviera unos minutos a analizar lo que sus bolsas de basura contienen, o algunas otras a cumplir el horario en que se deben sacar las bolsas para evitar el doble trabajo para ellos, seriamos más conscientes y agradecidos  con la existencia de este oficio que en cierta medida nos aligera algunas cargas.

              Entonces ¿En qué momento el arte se convierte en oficio o el oficio en arte?, habrá sin duda miles de sugerencias que pueden contestar esta pregunta pero, sin duda depende de la perspectiva que cada individuo pueda tener de ambos conceptos; yo, pienso en la cantidad de definiciones que surgen al querer explicar ¿qué es arte? y en la extensa lista que surgiría al tratar de enumerar lo que clasifica como oficio y  me hace pensar en lo siguiente:  para que el arte se convierta en oficio debe representar  la pasión, amor y orgullo que el trabajador o artesano sienta e impregne en lo que realiza y para que el oficio se convierta en arte, debe ser valorado como tal.


¿Ustedes que piensan?
Perla Solano

jueves, 10 de diciembre de 2015

Acondicionados a la belleza

“Me hace feliz pensar que luciré más bonita después de hoy”

dice Hwan Kim, de 21 años, en camino a realizarse una cirugía para el pliegue del parpado… "Espero que todo salga bien, y ella se vuelva más bonita” dice su madre "Cuando Hwan se ve a sí misma, ella piensa que es fea, nosotros no pensamos de esa manera pero ella sí, porque todas las estrellas de K-pop en la TV lucen tan bonitas, como una muñeca. Ella las ve como un estándar de lo que es bonito…”

             Todavía recuerdo la sensación que me ocasionó ver esto, en un documental de Janette Francis para la SBS[1].  La información después de verlo, comenzó a fluir ante mis ojos como un bebedero. Así encontré consecuentemente que los casos de mujeres y hombres en Corea del sur, dispuestos a someterse a una cirugía estética, ascienden al 31,5% de la población en mayores de quince años.

           Por supuesto, es de interés sobresaliente tratar las razones socioeconómicas que influyen en las cifras de la sociedad surcoreana y por supuesto la realidad de un contexto adyacente, que tiene que ver con la exposición a las sociedades occidentales. Las oportunidades de trabajo son altamente competitivas en el país y las posibilidades de ser contratado se incrementan para aquellas personas que lucen dentro de altos estándares de belleza. Sin embargo, es injusto decir que Corea del Sur, es la única sociedad asiática con cifras en aumento en cuanto a la alteración e idealización minuciosa de la imagen corporal en los últimos años. Para ello, una muestra es la denominación ya bastante antigua en japonés "Yamato, Nadeshiko, Shinchi Henge" (ヤマトナデシコ七変化”) utilizada para designar el ideal de belleza de una mujer en dicho país, su significado: “piel blanca, bonita, educada y elegante”, algo que aun hoy en día, es considerado como un estándar de la mujer perfecta.  Otro ejemplo es también, la controversia un tanto risible del cartel de Star Wars en China, que muchos trataron desde la perspectiva del racismo, pero se desprende al final de lo mismo.

             Es sabido ya, que hoy en día existen innumerables e ingeniosos métodos utilizados para alterar la imagen corporal. Por años hemos sabido del famoso complejo de los asiáticos con los ojos grandes; razón por la cual, se desarrollaron métodos en los que el pliegue del parpado se puede ajustar mediante una cirugía o diferentes tipos de pegamentos especiales, con el propósito de crear la ilusión de ser más abiertos, o en su defecto mas grandes, mediante los famosos circle lenses, además de pestañas postizas y mucho delineador.

          Es verdad que las sociedades orientales tienen una preferencia por las pieles blancas, para ellos es un símbolo de belleza, algo que procuran cultivar por medio de toda clase de filtros solares y cremas blanqueadoras. Todo esto se deriva de un contexto social antiguo de trascendencia arraigada, pues tener la piel blanca era un símbolo de nobleza y belleza, diferente a la piel de una persona que trabajaba como un campesino, constantemente expuesto a los rayos del sol.

        Para este momento, esto se antoja ya como el tema perfecto para desfogar nuestra dosis de critica moral de la semana, describiendo una sociedad narcisista y superficial, pero ese no es el punto, porque he descubierto con el paso de los años que la línea que permite hacer una afirmación negativa acerca de estos temas se enturbia. Es cierto que en una sociedad como la de Corea del Sur, existe una constante preocupación por la imagen externa, pero la realidad es, que la misma naturaleza humana es la que se hace presente por medio de un comportamiento que encontramos a veces tan reprochable.

         Por supuesto, estar a favor de la imagen natural y la definición de una persona por medio de sus actos y no de su imagen, son pensamientos ideales para una civilización en vías de crecimiento espiritual y de respeto. Sin embargo así como un teléfono celular y el Internet nos permitieron acceder a métodos más eficientes para la realización de prácticamente cualquier tarea, la evolución de la tecnología y los avances científicos también se expanden por áreas, que para algunas personas les pudieran parecer incomodas, incluso poco saludables. Desde las primeras civilizaciones el hombre tuvo tendencia a cambiar su aspecto, ya sea por medio de lo que ahora nos parecen muy rústicos maquillajes o la confección de hermosas telas con las cuales cubrir su cuerpo. También el retirar el vello corporal es una alteración que atenta contra nuestra genética, pero es algo normal en estos días y era ya costumbre desde aquellos cientos de ayeres. Así lo es también la acción tan simple como cortar el cabello. Qué sabia era Cleopatra, al conocer bien el pensamiento del hombre y saber sacar provecho de ello. Así que a todo esto, cual es el objetivo de este articulo. Simple: al hombre, como especie, le gusta la belleza. Punto.

         De pronto nos damos cuenta que éste cerebro tiene la capacidad de silenciosamente, calcular proporciones y detectar cantidad de características favorables en una mezcla de colores y medidas. De no ser así, ni la Mona Lisa, ni la Venus de Milo, ni todas esas obras tan conocidas serían consideradas obras de arte. Somos tan tercos como para incluso ver belleza en la fealdad y en lo grotesco.

          En la tribu Mursi en Etiopía, encuentran belleza en la ostentosa ornamenta labial de sus mujeres y en la de la tribu Xhosa pintan su cara completamente de blanco para ser mas atractivas. Así este comportamiento en la humanidad se extiende a niveles que por nuestro contexto, pueden resultar más sutiles o mas aceptables. Sin embargo para, es debido preguntarse, porque una cosa nos parece tan aberrante y no la otra. ¿Será que la aberración a una cirugía estética, viene del simple hecho de que encontramos el método todavía muy exótico? ¿Acaso los avances científicos no tendrían por qué expandirse a estratos estéticos y permanentes? Cuál es la diferencia de cambiar diariamente a cambiar para toda la vida. ¿Acaso será muy diferente la conexión espiritual del cambio entre una cirugía y un tatuaje, entre un ideal de belleza y el cabello de las tribus Maoríes, de los Masai en África o de los pueblos semitas de Oriente Próximo? Es o no, reprobable que irremediablemente estemos condicionados, a buscar aquello que nos hace liberar endorfinas. Como individuos hasta qué grado estamos condicionados como seres sociales a buscar ser atractivos en búsqueda de constante  aceptación. 

            Pasar por alto la imagen de una persona, por deseable o no, sería ideal para llegar a conocer el verdadero valor de un ser humano, por supuesto, en una sociedad perfecta, pero todavía no sabemos siquiera como luciría tal cosa.




A.I. Mendoza Seda



[1] http://www.sbs.com.au/news/dateline/story/k-pop-effect

miércoles, 9 de diciembre de 2015

¿Qué intención tienes guerra?

               La guerra nos ha alcanzado, es lo que se murmura por todos lados. Una guerra que se ha hecho evidente porque así el poder lo ha querido. Pero ¿existe una guerra más ardua que la de uno mismo? ¿Es tan dura la guerra por sí misma más que la vacuidad del ser humano?

              La guerra no representa nada más que la decadencia del pensamiento, la deshumanización del humano. Busquemos un término más idóneo para definir a esta especie que se destruye así misma solo por un interés pasajero. ¿Humanidad? Término que refiere a un individuo compasible, tolerante…  término irrisorio, vago y  absurdo. 

              Me intriga saber cómo nuestra “evolución” ha contribuido a una deshumanización, a una desintegración de pensamiento y espíritu ¿pero que es el espíritu? No lo sé, no sé si se asemeja al alma o a la esencia…  ¿cuál será la intención de permanecer aquí?

             ¿De qué está hecho este ser humano, de qué pensamientos su mente se integra?  Existe en nuestra vida la intención de trascender; para algunos la guerra conllevará la trascendencia histórica, social y nada más. Absurdos, idiotas que priorizan el capitalismo a la vida de un niño, estúpidos los que defienden el dinero y evaden al aire mismo…

              Si la muerte no es terrible cuando el propio destino es quien la presenta; la muerte es absurda cuando la causa la mediocridad, la alevosía y el poder. Estos conflictos bélicos, económicos y sociales le han quitado a la muerte la intención, la importancia, la incertidumbre. Morir porque sí, porque el otro lo ha determinado.  Muerte: revístete de circunstancia y llévate a los cobardes que te han quitado tu labor.


             La guerra es el suceso que nos eliminará, no solo como sociedad, si no como esencia. La guerra nos ha alcanzado y con ella, la oportunidad de reflexionar si somos y estamos para trascender en esencia.


Julieta Oliva Cuevas 

martes, 8 de diciembre de 2015

Navicash



            Es diciembre, el mes del frío y el ponche caliente. Ya se pueden apreciar en las casas y en los comercios, las tiras de lucecitas pendiendo de los muros y de los árboles, los pinos navideños cargados de esferas y papel brillante, los “nacimientos” llenos de ovejas y pastores, los villancicos. Se avecina una de las más relevantes celebraciones que aunque principalmente atañe al contexto católico, avasalla casi a nivel general a toda la sociedad: la navidad. 

Está milenaria (si pudiera decirse así) tradición que surgió como una veneración al humilde nacimiento de cristo, y que a lo largo de la historia ha ido evolucionando hasta convertirse en el festival del anciano regordete y bonachón que se viste de rojo.


  Para un gran sector social la navidad es una época de paz y amor, un día en que los hermanos se liman las uñas y evitan hablar de las herencias durante la cena, el día en que las familias se reúnen alrededor de una fogata y beben ponche de frutas y alcohol y cuentan chistes y anécdotas y piden posada y cenan pavo y destapan botellas de sidra, en fin, esa noche se estrechan todos y se desean el bien, hacen las pases al menos mientras dure la celebración. Y cuando dan las doce y alzan sus copas, se alegran de que haya por lo menos un día al año, en que todos y todo hagan la tregua.


  Para otro gran sector la navidad, tiene tintes melancólicos y tristes, para aquellas familias que como la de María y José avanzan por caminos llenos de polvo, montados en asnos o para aquellos que se trasladan 365 veces al año, a pie o en camiones urbanos de un extremo a otro de la ciudad en busca de sustento, para ellos, es un día en que las madres rezan por sus hijos vivos o muertos, cercanos o ausentes, un día en que los parientes de Estados Unidos se acuerdan de su familias y se arriesgan a darse una vuelta hasta su terruño o por lo menos telefonearles cuando la cuenta regresiva llegue a cero. Para esas familias que abren las cartas de sus niños y se dan cuenta que el ahorro no alcanza para un Max Steel o una Barbie o una iPad  y que solo tienen para sus hijos un pino escueto y un par de caballitos de plástico made in china. Para ellos que se sentarán a la mesa con un plato de caldo de pollo habrá indudablemente por lo menos la satisfacción de saberse juntos, sin embargo será difícil no darse cuenta que mientras los reyes magos visten sus lujosas prendas y alhajas, aquel tan venerado niño duerme en un pesebre.


En fin mi intención no es asumirme el grinch 2015, porque no todo es malo, también hay gente para la cual la navidad es alegría y satisfacción, para esta gente que se preocupa por los pobres y toma iniciativas como el buen fin, ese fin de semana en que las empresas le ofrecen a la clase media aparatos, muebles y juguetes, “más baratos” en los cuales gasten su aguinaldo. Para esta gente que atiborra la televisión de comerciales y amablemente “devuelve” poco de lo mucho que sus clientes internos como externos le han dado, para ellos la navidad es la época más alegre del año.



Pero bueno, al menos celebremos que a pesar de las calamidades que nos han azorado durante el año, ya llegamos a diciembre. Así que no queda más que alzar las copas y brindar por la navidad. 

                                                                                                          Edgardo Aguilar  

lunes, 7 de diciembre de 2015

Comienzo

   Cuando terminé la universidad en vez de ejercer en las letras, trabajé de mesera y cocinera en diversos bares y restaurantes. Sentí dolor y hormigueo constante en mis piernas,   desvelos, calambres, aprendí a cocinar diversos platillos; desde comida rápida como una hamburguesa, hasta platillos orientales como yakimeshi o sushi. Me hice veloz lavando trastes, elaborando comida, haciendo pedidos y cuentas. Tal proceso me llevó a conocer cualidades que yo desconocía, y es que el comenzar a hacer algo nuevo te remonta  a emprender una trasformación.

   Por ese mismo tiempo en vez de dedicarme a realizar mi tesis, dediqué gran parte del tiempo en decidirme por algún tema. El primer tema que escogí fue el de comparar la única novela de Juan Rulfo Pedro Páramo con la primera novela de Truman Capote Otras voces, otros ámbitos. Después de algunos análisis confirmé tales similitudes, pero comparar estas dos obras sería como comparar un gigante con un niño, en este caso el gigante era Pedro Páramo.

   De nuevo me encontraba al inicio de mi búsqueda, pasé tiempo cambiando de temas, sin pasar de introducciones o notas. Gracias a estos fracasos, los compromisos laborales y el escaso interés por concretar mi título, desistí. Todas mis lecturas y notas se quedaron en lo obscuro y profundo de un pozo que generalmente conocemos como olvido. En aquellos años de búsqueda me encontré un libro de Amos Oz titulado La historia comienza, este libro me dio varias ideas para formular y desechar otros temas de tesis, aunque este tenía una ventaja. Amos Oz formulaba a través de diez ensayos, una teoría, tal teoría podría ser aplicada en cualquier obra que yo escogiera. Por primera vez tenía un hilo de luz en aquel pozo de olvido.

  Después de tres años  llenos de trasformaciones y comienzos de historias, finalmente tenía referente concreto de lo que sería mi trabajo de titulación. Por razones que no pertenecen a este tema no agregaré el por qué en vez de hacer una tesis, me decidí por un artículo científico, lo que sí agregaré es el objetivo principal de tal artículo; sería aplicar La historia comienza en el cuento “El guardagujas” de Juan José Arreola. Ahora en caso de que en este punto de la lectura se pregunten, por qué tomó las ideas de un escritor israelí para basar mi trabajo de titulación, o bien, por qué es tan importante La historia comienza, mi respuesta se apoya de la palabra que titula este artículo, comienzo.

  Desde la primera vez que leí La historia comienza me quedé fascinada ante dos conceptos muy importantes que Amos Oz formula: 1) El comienzo visto como un intervalo entre el pasado, el presente y el futuro en una historia, 2) la diferencia entre el origen y el comienzo de una historia. Estos conceptos me fascinan pues al igual que Oz, creo que toda historia tiene un comienzo que nos dice hasta cierto grado en qué concluirá la historia misma, también nos da un referente del pasado y sin duda nos dice las circunstancias del presente. La diferencia entre comienzo y origen es otro descubrimiento personal que contiene un valor infinito, La historia comienza nos dice que es muy difícil determinar el origen de las cosas, pues el origen hasta cierto punto no se puede rastrear, es pasivo, mientras que el comienzo es activo, cambia de lugar y de forma según la historia que se formule.

   Probablemente  el tema comience a transformarse en algo complicado, rocoso, difícil de brincar, pero me era imprescindible tratar lo anterior para analizar desde un punto material y cognitivo, la palabra comienzo. Claro que existen diccionarios que nos dan  el significado de las palabras, por ejemplo sobre comienzo, lo define como inicio, raíz u origen de una cosa, momento o lugar en que algo empieza, etc. ¿pero qué acaso la mejor forma de llegar a la esencia de las palabras no es experimentándolas?... Y es que todas las personas, de cualquier edad, día a día traspasamos comienzos, tantos que algunos comienzos llegan transformarse en monotonía. Estamos atestados de comienzos sin un origen visible, pues el origen tal vez provendría de nuestro nacimiento, pero ese no sería nuestro origen, tal vez el origen provenga del nacimiento de nuestros padres, o tal vez, si es que creemos en la biblia, cuando Eva mordió la manzana. En caso de que nuestra visión sea científica, podríamos afirmar que nuestro origen se remonta al Big Bang, pero como bien cuestionaría Amos Oz ¿Qué existía antes del Big Bang? Por tanto como la mayoría de los humanos desconozco mi origen, pero conozco varios de mis comienzos,  gracias a esto me fascinó ante una certeza de belleza antropológica que existe en la palabra, comienzo.




Trompa de mosca



jueves, 3 de diciembre de 2015

Arte - Humanos - Oficios 1/3


                    Aunque los censos representan una posibilidad de acercamiento a una supuesta totalidad de un  elemento contado, por lo general siempre existen factores dispuestos a transformar la exactitud de las cifras recabadas.

                    No niego que algunas unidades producen estadísticas exactas, pero se requiere que los objetos carezcan de ocupaciones que atender y de un área limitada, por ejemplo; si se necesita saber cuántos galones de leche existen en el almacén de X tienda, basta de valerse de un inventario para saber con certeza el número de unidades con las que se cuenta, ya que los galones no tienen la capacidad para trasladarse o no formar parte de dicha suma.  Pero, cómo hacer para saber ¿cuántas personas hay en el mundo? Se estima –claro, que es sólo una suposición que se logra tras recolectar estadísticas y predicciones por parte de diferentes instituciones, que coinciden en lo imposible que es conseguir una cifra fija, gracias a los nacimientos y muertes que a cada segundo se decretan -que somos 7.229.916.048[1] … ¡Somos muchísimos!… Entonces,  ¿Cuántos oficios se han tenido que inventar para saciar las necesidades de cada humano que intenta sobrevivir en este planeta?... ¿Cuántos artistas desconocemos?  Y ¿Cuánto arte estamos condenados a no apreciar?

                   A través del tiempo los seres humanos, han utilizado algunos recursos naturales para crear objetos con la finalidad de expresar sus ansias estéticas, satisfaciendo de este modo, tanto la vista del que contempla, como algunas necesidades del que se vale de ellos. De ahí que algunas artes se hayan convertido en oficios destacados, gracias a la capacidad del hombre  para hacer cosas bellas con materiales humildes, por ejemplo, lo que inició como pasatiempo convirtió a la talla, la cerámica o alfarería, la cestería, herrería, cristalería, orfebrería, etc. en artes finos que requieren de una técnica especial y un amor al oficio excepcional, para lograr que el producto se convierta en una obra de arte. Así lo que al inicio servía para decorar entornos, se perfeccionó  cada vez más hasta llegar al punto de tener que cumplir con los más excéntricos caprichos “Un emperador chino del siglo X ordenó que se hicieran sus tazas de té: azules como el cielo, límpidas como un espejo, finas como el papel y sonoras como una campanita”. [2] 

                  Los oficios hoy en día representan no sólo las habilidades artísticas del trabajador, hoy no sólo alimentan las necesidades humanas, ni se hacen en lugares predestinados. Hoy los oficios no se pueden contar con los dedos de las manos, hay oficios hasta de lo que no alcanzamos a imaginar;  eso sí, para que cada uno de ellos sea posible,  se necesita más de uno de los humanos que habitamos este planeta y cada tarea es posible gracias a técnicas que desconocemos, a rutinas que no creemos capaces de existir y algunas veces a esfuerzos humanos que sin duda son dignos de admiración.  En este momento podemos voltear a nuestro alrededor y descubrir objetos que han sido fabricados por más de un artesano, podríamos decir que tenemos una galería de arte, y al mismo tiempo aceptar que desconocemos más de uno de los oficios representados.

                  Por ello, en mis siguientes dos publicaciones, trataré algunos oficios con la intención de voltear la mirada a un mundo “aparentemente” desconocido…

Alrep Solano


[1] www.imujer.com
[2] (1984). (Pag.15). NUEVA ENCICLOPEDIA TEMATICA. (Trigésima edición) México. Editorial Cubre, S.A.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

El último tramo


       Han llegado las últimas fechas…

      Me he despertado como todos los días, lentamente, llevando mi mano hacia la luz de la ventana, observando en esos segundos de somnolencia la silueta de esos cinco dedos tratando de cubrir la iridiscencia. Pero el albor en los últimos días del año es diferente, tiene una irradiación suave y clara, casi blanca, contagiada con un respiro de invierno, fría.

       Desde que ese número uno, está cerca del doce, algo pasa. Inesperadamente estamos frente a un viejo conocido, aquel que en algún momento fue el décimo hijo de un calendario olvidado. Entonces lo saludamos como a un amigo lejano, aquel que siempre llega al final, que es diferente a todos, que por una razón íntima solo con mirarnos a los ojos, ya lo sabe todo.

       El año se ha consumido rápido, entre paso y paso, las horas han avanzado en días largos y meses cortos. Se siente ayer cuando desperté sabiendo que era el inicio de un nuevo ciclo, en pensamientos que se llevan atados a la espalda como una cometa. Es extraño pensar que la vida de los seres humanos transcurre entre estos interminables círculos. La melancolía llega, con recuerdos y sensaciones adormecidas, con esas fracturas que duelen con el frío y la tibieza de una mano amiga, de un amante y una familia. Cuando el viento sopla entre nosotros forzándonos a arremolinarnos unos con otros, forzándonos a vernos las caras, a saber que al igual que en uno, el tiempo también ha dejado algo en los demás.

     Las luces empiezan a cubrir las paredes de las casas, silenciosas se entrevén entre la claridad de una ventana, se descomponen entre la transparencia de una cortina y las miradas se transforman, se contagian de emprendimiento y expectativa. Otras sin embargo, van abajo, calladas, temen decir algo.

      La hierba se seca, los pájaros son más quietos. Es una terquedad del hombre, querer llenar de vida y color aquello que la naturaleza intenta difuminar. Entonces comienza una cuenta regresiva, como un recordatorio alternativo de la mortalidad y la imperfección; como un álbum de fotografías que llega repentinamente los últimos días. Aun cuando la memoria está fresca, la sensación de cambio es inesperada, súbitamente, nos damos cuenta, que algo, aunque pequeño, es diferente…

        Es verdad ese dicho trillado, que es de sabios aprender. Sí,  ya sea para hacer bien o mal. 

     La llegada del último mes siempre templa las cosas y pasa en cualquier organismo vivo, pues el frío nos hace lentos y solo entonces, podemos ver a detalle lo que somos. Tal vez es por eso, porque es como si nos observáramos en un espejo detenidamente; cada cabello, cada poro y somos honestos en conocernos, aunque sea con un trago de alcohol, en la espera de ser perdonados o todo lo contrario.


      El tiempo nos pisa los talones y no podemos hacer nada más que seguir adelante, entre las frágiles esferas de cristal y reflexiones, entre regalos y el caos del fuego, las sorpresas y los recuerdos. Con una sonrisa, con una mirada pérdida, al abrir los ojos, adelante, con un suspiro…  




A. I. Mendoza Seda

Un paradigma educativo en “La lengua de las mariposas”

Si es bueno vivir,
todavía es mejor soñar,
y lo mejor de todo, despertar.
 -Antonio Machado

Se dice que los tiempos de crisis son también tiempos de descubrimiento; sabio Einstein al afirmarlo. En tiempos de crisis se reafirman las posturas, se reconstruyen los pensamientos y se modifican los hábitos.

El ser humano representa el cúmulo de experiencias circunstanciales que la vida le otorga pero también, su evolución conlleva el conocimiento que proviene del otro. La docencia es este proceso que nos permite crecer, trascender en el conocimiento y en el tiempo.

Un claro ejemplo de lo que el paradigma de la docencia representa, es la película La lengua de las mariposas, filme español realizado en el año 1999, clara descripción de conocimiento, crecimiento espiritual y emocional. Pero ¿qué puede dejar a la actualidad una película que se centra en la educación tradicional? Integrando un contexto más claro, este filme acontece en la guerra Civil española, donde los intereses de la burguesía y el dogma religioso imperaban. La represión de un pueblo es la manera indirecta para reconstruir a un monstruo económico a través de eliminar los intereses del vulgo. Y el pueblo mientras tanto retrocede, se apacigua con la amenaza escueta de represión. “En España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa.” (Machado, Antonio. 1936) la educación era el enemigo más fuerte contra el que se enfrentaban.  

Hablar de La Lengua de las mariposas es constatar que la educación no deja de ser el arma principal para conseguir  libertad, que el conocimiento compartido es el que retoma fuerzas para ser más que aprendizaje; de convertirse en fuerza.  Don Gregorio es quien dibuja el personaje principal de esta trama y es también quien nos permite reflejar nuestro futuro.

Don Gregorio, representado como un maestro poco convencional, en los tiempos en los que España se encontraba sumergida en la precariedad y la falta de ideales. Es este personaje quien comienza a darle vida a Moncho, un niño dividido entre la ideología de los padres y sus preguntas existenciales. ¿Qué representa la educación para estos dos personajes? Para el maestro la oportunidad de liberar un país reprimido, para el alumno una visión más clara que convence por sí sola, que le permite renacer.
La trama principal de la lengua de las mariposas no es solo el conflicto bélico de España, sino el sincretismo de religión, progreso y libertad. “Los conceptos son de todos y se nos imponen desde fuera; las intuiciones siempre son nuestras.” (Machado, Antonio,1936) es la voz, la intención y la determinación de un pueblo quienes dan la pauta para la corrección de las instituciones en un país. Este punto es el que debía ser transmitido a las nuevas generaciones.

La lengua de las mariposas es ese símbolo infinito en el que se refleja el conocimiento, mientras éste circule activamente, permanecerá modificando los pensamientos, permitiendo reflejar los ideales y eliminando el conformismo.

Fue tanto lo que la voz de Don Gregorio marcó a Moncho que amplió su panorama sensorial, le mostró una realidad que permanecía en la oscuridad y que obligado por la blandenguería política de los padres intentó esconder. Moncho es ese ideal en el proceso educativo; marcar tan profundo a los estudiantes que no les sea tan fácil alejarse de lo que terminó convenciéndolos. Por eso, las palabras finales que este niño soltó al aire fueron: espiritrompa, ornitorrinco…

Julieta Oliva Cuevas