Alatum



"Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan
todo su entendimiento es su garganta."

Octavio Paz

martes, 15 de diciembre de 2015

Sueños


                 Era una noche llena de nubes espesas, con un óleo de colores gris, negro y plata revolcándose en su núcleo, la luna estaba gigantesca y redonda como el casco de un astronauta que observa desde el espacio. Había una casa en medio del mar, el agua era una planicie brillante que a veces se movía. Estaba sentada en un escalón de la casa, la espuma mojaba mis pies. Platicaba con un hombre, era un hombre de unos 40 o 50 años, no sé quién era, sólo sé que la conversación y la visión de la luna eran algo extraordinario, nada me hubiera podido alejar de ese lugar. No recuerdo el tema de la conversación, ni la cara de él, tal vez era mi padre, tal vez un maestro o simplemente un desconocido. Me parece indescifrable la procedencia de los detalles mínimos y máximos de aquel sueño, y en general de todos los que nos acompañan a dormir.

               La incierta materia de los sueños. ¿Cuál es la materia de los sueños? ¿De dónde viene la sensación que te produce ir de reversa sin moverte, tratar de despertar sin poder hacerlo? ¿Son restos de recuerdos, de sentimientos banales, de sentimientos profundos, de lugares que no conocemos o que en realidad no recordamos, o son todo eso o un poco más, a veces un simple sabor en el paladar de nuestro cerebro? ¿Los animales sueñan o solamente los humanos?...

                Los sueños de los perros. Gran parte de mi vida he pensado que los sueños son especiales, tal vez puedan serlo en la vida animal, pero no estoy segura si los animales sueñan, intuyo que sí. Cuando mi perro está dormido y aúlla, ladra o mueve las patas cómo si corriera, imaginó que persigue motos, ladrones que se llevan el pollo del congelador, la mantequilla, quizá le ladra a otro perro que orina el árbol plantado en el vecindario. Tiene una pesadilla de cuando estuvo internado para su esterilización, debe ser una pesadilla llena de voces perrunas, agujas y sangre. Sueña a su madre, su cara y el olor que no conoce pero extraña. También podría ser que los leones sueñan, elefantes, dragones de Cómodo, toda clase de animal, eso confirmaría que los sueños son algo  antropológico y animal.

                Muchos sueños. Existen temporadas en las que sueño todos los días, sueño y sueño, me convierto en una interminable cineteca que los proyecta sin descanso. Me gusta soñar, creo que es un efecto que nos hace despertar a la irrealidad que ignoramos cuando estamos despiertos, la irrealidad es parte de nosotros, el sueño es la materia intangible para recordarla. Tanto pensar en los sueños me hizo formularme una teoría.

                  La teoría del sueño. Soñamos cosas, lugares, personas que son parte de los recuerdos de nuestros antepasados, es decir, genéticamente se trasmiten memorias colectivas que se manifiestan a través del inconsciente. Esa idea nace porque en mis sueños se presentan lugares, personas, situaciones que me parecen familiares, tan familiares pero a la vez tan lejanas e intangibles que no puedo fijar su procedencia lógica.

                  La recreación del sueño. Recrear un sueño, siquiera contarlo es algo muy difícil, porque los sueños están construidos de una materia inconsciente, resulta difícil recrearlos en el consiente, José Manuel Aguilera en su libro Estambul Cuadernos Nocturnos recrea uno de sus sueños “Soñé un lugar mítico que era el punto en el espacio y el tiempo donde se juntaban todos los lugares que he amado… Y lo único que era una sola cosa siempre, el común denominador que unificaba la coexistencia de todos esos lugares, era la sensación de misterio de estar en este mundo. Igual despierto que soñando” de alguna forma son ideas con una lógica deforme, pero con un sentido plural, al leer esta recreación me hace experimentar sensaciones que entiendo.
              
                  Los sueños y la realidad. Los sueños aletean como un pájaro torpe, tan torpe que nos contagia. En ocasiones se experimenta una homogeneidad entre el sueño y la realidad, tal como le ocurre a Stefhane Miroux de La ciencia del sueño. En esta película la realidad tambalea, pues los sueños de Stefhane poseen un poder tan fuerte que lo hacen perder el control del mundo real, tanto de la realidad consiente como de la inconsciente. Habla entre sueños, escribe en la realidad que pensaba que era un sueño, se viste de perro, miles de cosas absurdas acontecen en su vida, mientras él sueña que sólo está soñando, aunque en realidad está moviéndose en la vida consiente. José Manuel Aguilera nos habla de esto en Estambul “Eso que llamas realidad alguna vez fue sólo un sueño” esta frase podría funcionar a la inversa.


                  Volar y el fin del sueño. He soñado que vuelo, no sé cómo hacerlo, que me despegó del piso, doy saltos y cuando comienzo a disfrutar, el vértigo me vence. Volar en un sueño es tan importante como hacer imaginar cualquier cosa que no es posible, convencerte que es sólo tuya, que nadie  la puede definir pero sabes sentirla. La importancia del sueño como en la vida, es atravesarlo aunque no tenga razón ni sentido, es soñar aunque el sueño termine,  vivir aunque el despertar sea la muerte




Trompa de Mosca

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