Los
oficios no solo forman parte de la vida de cada individuo que existe en el
mundo, sino que forma parte de uno de los vínculos invisibles que nos une a
todos, similar a saber que “todos somos hermanos” igual es pensar en
que los trabajos están conectados de alguna forma.
Podemos pensar que quien
trabaja recogiendo la basura no tiene nada que ver con la persona que trabaja
limpiando la casa de otro (aunque esta es una relación sencilla), pero al
analizar la labor que desempeña cada uno nos daríamos cuenta por ejemplo que,
quien limpia la casa definitivamente necesita del que recoge la
basura, este le hace el trabajo más sencillo, de lo contrario
tendría que buscar la forma de deshacerse de la basura que se genera en la casa
donde trabaja, sin causar molestias a ninguna otra persona, quiero decir que no
podría solo sacarla y dejarla, si eso hiciera tendrá que estar consciente de
que la próxima vez que salga debe hacer algo con esa basura, ya sea esconderla
en un lugar donde nunca provoque incomodidades (mal olor), llevársela a su casa
(donde seguramente tiene el mismo problema con su propia basura), transportarla
a un lugar lejos de la ciudad… o simplemente desear que exista un
trabajo que dependa de un camión donde sus trabajadores se dediquen a recoger
la basura que a diario se saca de una casa, oficina, salón, negocios iglesias,
hoteles y un larguísimo etcétera.
Por otro lado, como personas
tendemos a juzgar y muchas veces duramente a otros trabajadores sin antes
detenernos a pensar lo difícil que puede ser su trabajo, en los
esfuerzos que se requieren para desempeñarlos de la mejor
manera y en lo importante que puede llegar a ser para que no exista
“un caos” en la cotidianidad de las demás personas. Ese que trabaja
recogiendo basura debe cumplir un horario, requiere de una buena condición
física y de perder por completo el asco. Si cada persona se detuviera unos
minutos a analizar lo que sus bolsas de basura contienen, o algunas otras a
cumplir el horario en que se deben sacar las bolsas para evitar el doble
trabajo para ellos, seriamos más conscientes y agradecidos con la
existencia de este oficio que en cierta medida nos aligera algunas cargas.
Entonces ¿En qué momento el arte
se convierte en oficio o el oficio en arte?, habrá sin duda miles de
sugerencias que pueden contestar esta pregunta pero, sin duda depende de la
perspectiva que cada individuo pueda tener de ambos conceptos; yo, pienso en la
cantidad de definiciones que surgen al querer explicar ¿qué es arte? y en la
extensa lista que surgiría al tratar de enumerar lo que clasifica como oficio
y me hace pensar en lo siguiente: para que el arte se
convierta en oficio debe representar la pasión, amor y orgullo que
el trabajador o artesano sienta e impregne en lo que realiza y para que el oficio
se convierta en arte, debe ser valorado como tal.
¿Ustedes
que piensan?
Perla Solano
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