Alatum



"Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan
todo su entendimiento es su garganta."

Octavio Paz

jueves, 10 de diciembre de 2015

Acondicionados a la belleza

“Me hace feliz pensar que luciré más bonita después de hoy”

dice Hwan Kim, de 21 años, en camino a realizarse una cirugía para el pliegue del parpado… "Espero que todo salga bien, y ella se vuelva más bonita” dice su madre "Cuando Hwan se ve a sí misma, ella piensa que es fea, nosotros no pensamos de esa manera pero ella sí, porque todas las estrellas de K-pop en la TV lucen tan bonitas, como una muñeca. Ella las ve como un estándar de lo que es bonito…”

             Todavía recuerdo la sensación que me ocasionó ver esto, en un documental de Janette Francis para la SBS[1].  La información después de verlo, comenzó a fluir ante mis ojos como un bebedero. Así encontré consecuentemente que los casos de mujeres y hombres en Corea del sur, dispuestos a someterse a una cirugía estética, ascienden al 31,5% de la población en mayores de quince años.

           Por supuesto, es de interés sobresaliente tratar las razones socioeconómicas que influyen en las cifras de la sociedad surcoreana y por supuesto la realidad de un contexto adyacente, que tiene que ver con la exposición a las sociedades occidentales. Las oportunidades de trabajo son altamente competitivas en el país y las posibilidades de ser contratado se incrementan para aquellas personas que lucen dentro de altos estándares de belleza. Sin embargo, es injusto decir que Corea del Sur, es la única sociedad asiática con cifras en aumento en cuanto a la alteración e idealización minuciosa de la imagen corporal en los últimos años. Para ello, una muestra es la denominación ya bastante antigua en japonés "Yamato, Nadeshiko, Shinchi Henge" (ヤマトナデシコ七変化”) utilizada para designar el ideal de belleza de una mujer en dicho país, su significado: “piel blanca, bonita, educada y elegante”, algo que aun hoy en día, es considerado como un estándar de la mujer perfecta.  Otro ejemplo es también, la controversia un tanto risible del cartel de Star Wars en China, que muchos trataron desde la perspectiva del racismo, pero se desprende al final de lo mismo.

             Es sabido ya, que hoy en día existen innumerables e ingeniosos métodos utilizados para alterar la imagen corporal. Por años hemos sabido del famoso complejo de los asiáticos con los ojos grandes; razón por la cual, se desarrollaron métodos en los que el pliegue del parpado se puede ajustar mediante una cirugía o diferentes tipos de pegamentos especiales, con el propósito de crear la ilusión de ser más abiertos, o en su defecto mas grandes, mediante los famosos circle lenses, además de pestañas postizas y mucho delineador.

          Es verdad que las sociedades orientales tienen una preferencia por las pieles blancas, para ellos es un símbolo de belleza, algo que procuran cultivar por medio de toda clase de filtros solares y cremas blanqueadoras. Todo esto se deriva de un contexto social antiguo de trascendencia arraigada, pues tener la piel blanca era un símbolo de nobleza y belleza, diferente a la piel de una persona que trabajaba como un campesino, constantemente expuesto a los rayos del sol.

        Para este momento, esto se antoja ya como el tema perfecto para desfogar nuestra dosis de critica moral de la semana, describiendo una sociedad narcisista y superficial, pero ese no es el punto, porque he descubierto con el paso de los años que la línea que permite hacer una afirmación negativa acerca de estos temas se enturbia. Es cierto que en una sociedad como la de Corea del Sur, existe una constante preocupación por la imagen externa, pero la realidad es, que la misma naturaleza humana es la que se hace presente por medio de un comportamiento que encontramos a veces tan reprochable.

         Por supuesto, estar a favor de la imagen natural y la definición de una persona por medio de sus actos y no de su imagen, son pensamientos ideales para una civilización en vías de crecimiento espiritual y de respeto. Sin embargo así como un teléfono celular y el Internet nos permitieron acceder a métodos más eficientes para la realización de prácticamente cualquier tarea, la evolución de la tecnología y los avances científicos también se expanden por áreas, que para algunas personas les pudieran parecer incomodas, incluso poco saludables. Desde las primeras civilizaciones el hombre tuvo tendencia a cambiar su aspecto, ya sea por medio de lo que ahora nos parecen muy rústicos maquillajes o la confección de hermosas telas con las cuales cubrir su cuerpo. También el retirar el vello corporal es una alteración que atenta contra nuestra genética, pero es algo normal en estos días y era ya costumbre desde aquellos cientos de ayeres. Así lo es también la acción tan simple como cortar el cabello. Qué sabia era Cleopatra, al conocer bien el pensamiento del hombre y saber sacar provecho de ello. Así que a todo esto, cual es el objetivo de este articulo. Simple: al hombre, como especie, le gusta la belleza. Punto.

         De pronto nos damos cuenta que éste cerebro tiene la capacidad de silenciosamente, calcular proporciones y detectar cantidad de características favorables en una mezcla de colores y medidas. De no ser así, ni la Mona Lisa, ni la Venus de Milo, ni todas esas obras tan conocidas serían consideradas obras de arte. Somos tan tercos como para incluso ver belleza en la fealdad y en lo grotesco.

          En la tribu Mursi en Etiopía, encuentran belleza en la ostentosa ornamenta labial de sus mujeres y en la de la tribu Xhosa pintan su cara completamente de blanco para ser mas atractivas. Así este comportamiento en la humanidad se extiende a niveles que por nuestro contexto, pueden resultar más sutiles o mas aceptables. Sin embargo para, es debido preguntarse, porque una cosa nos parece tan aberrante y no la otra. ¿Será que la aberración a una cirugía estética, viene del simple hecho de que encontramos el método todavía muy exótico? ¿Acaso los avances científicos no tendrían por qué expandirse a estratos estéticos y permanentes? Cuál es la diferencia de cambiar diariamente a cambiar para toda la vida. ¿Acaso será muy diferente la conexión espiritual del cambio entre una cirugía y un tatuaje, entre un ideal de belleza y el cabello de las tribus Maoríes, de los Masai en África o de los pueblos semitas de Oriente Próximo? Es o no, reprobable que irremediablemente estemos condicionados, a buscar aquello que nos hace liberar endorfinas. Como individuos hasta qué grado estamos condicionados como seres sociales a buscar ser atractivos en búsqueda de constante  aceptación. 

            Pasar por alto la imagen de una persona, por deseable o no, sería ideal para llegar a conocer el verdadero valor de un ser humano, por supuesto, en una sociedad perfecta, pero todavía no sabemos siquiera como luciría tal cosa.




A.I. Mendoza Seda



[1] http://www.sbs.com.au/news/dateline/story/k-pop-effect

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