Alatum



"Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan
todo su entendimiento es su garganta."

Octavio Paz

miércoles, 13 de enero de 2016

Juego de la elección…

          La inevitable tarea de crecer inicia una vez que la unión fundamental de un ser humano se trasforma en una célula. La vida ciertamente se compone de todas estas etapas tan complejas. Elegir, como lo hacemos desde que nos convertimos en ese embrión, es una acción únicamente concienciada del ser humano, sin embargo elegimos antes de nacer, o la genética elige por nosotros. Seremos hijas o hijos, seremos altos, gordos, blancos, morenos…

          Una vez que nuestro cerebro se trasforma en este mecanismo poderoso de absorción y desciframiento, pasamos a un nuevo nivel. Pasamos de ser esos seres indefensos a naturalmente intentar valernos por nosotros mismos, aprendemos paso a paso las tareas y los procedimientos que vemos a nuestro alrededor, descubrimos que vivimos en una extraña esfera flotante en un universo que no alcanzamos a comprender ¿de dónde viene? ¿en dónde termina?. Aun cuando no todos podemos lograrlo con la misma eficacia, crecer es inevitable y podemos mirar atrás, dentro de nosotros, descubrir e indagar hasta esa primera imagen, a ese primer recuerdo.

       De una u otra forma nos las ingeniamos para crear un rostro en el cual reconocernos y esconder el verdadero. Somos egoístas con nosotros mismos, hay una persona que solo existe dentro de nuestra habitación. Con el tiempo muchos deseamos cosas que no se nos fueron dadas, por fáciles o difíciles que sean de conseguir. El ser humano sigue una ruta a un objeto o un sentimiento y una rutina y los más aventurados, a un sueño.

             Todos tenemos sueños, ese es el ideal de vida y algunos ideales son mas sencillos que otros. Entonces elegimos un lado; elegimos entre estar bien con aquellos que observan esperando pasar el resto de su vida en un estado de paz, que esperan ser felices y recordados por sus hijos, por sus nietos y tal vez —con suerte— pasar algo de sabiduría a los bisnietos. O estar del otro lado, desear algo distinto, hay algunos que desean simplemente nunca morir.

              Es verdad que entre todas las actitudes del ser humano, la mezcla de algunas de ellas crean verdaderos personajes de cuentos de terror, tal vez más valientes, alejados de la idea de un castigo eterno, de una consecuencia en esta vida. Otros no podemos soportar la idea de solamente dormir y jamás volver a despertar.

             Sin embargo es verdad, que estamos rodeados de muerte, mueren aquellos a quienes amamos, aquellos a los que creímos invencibles en su juventud. Hace poco pude verlo, cuando las flores se marchitan antes de haber florecido. No puede evitarse el pensar y lamentar el proceso de una vida truncada, el rostro de aquellos a quienes conocemos y admiramos se encuentra presente en nuestros planes, de forma intima o fugaz.

             Los rostros van desapareciendo, pronto, cuando esos números del día al día van cambiando, cuando las horas del reloj van avanzando, podemos notar que el tiempo corre de una manera aterradora, incluso sobre nuestros cuerpos. De pronto el latido de nuestros corazones parece el conteo de una bomba a punto de detonar. Nos quedamos sin tiempo, no podemos ver esa cuenta regresiva, ese cronometro agotándose segundo a segundo hasta llegar a cero...

            Hay pocas cosas que podemos hacer en este mundo con la certeza de que podrán ser. Nos aferramos a creer que hemos venido por algo, a elegir algo, tal vez en el fondo todos creemos ser especiales. Tal vez nadie lo es. Solo podemos intentarlo, caminar por esos senderos que nadie toma, esos que se piensan cerrados e intentar atravesarlos. Ignorar las voces que te gritan desde lejos que estas tomando el camino equivocado y seguir avanzando, en espera de llegar a eso, a esa creencia de que podemos conseguir algo más, convenciéndonos en verdad de ser diferentes.


            Nadie puede vivir basándose en las convicciones de los demás. Complacer a todos aquellos que nos rodean es imposible, mucho menos a toda la humanidad. Hay odio y amor en este mundo, hay envidia y amistad, hay caminos y como desde el momento en que una vida se crea en esa génesis diminuta dentro del vientre de nuestra madre, debemos elegir, o dejar que elijan por nosotros…



A.I. Mendoza Seda

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