Alatum



"Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan
todo su entendimiento es su garganta."

Octavio Paz

lunes, 26 de diciembre de 2016

Erase una vez, fui un niño en México.

Estábamos en el mes de Diciembre, en plena temporada de posadas, el sol estaba por ocultarse y aun estábamos jugando matatena con huesos de Chabacano de multiples colores...

"Y de aquí a donde nos vamos" -dijo el Pitirijas.
"Pues a la posada de doña Concha" -Respondimos todos en coro.

Así, ya entrada la noche presurosos corrimos a la vecindad, no sin antes percatarme que tenía serios problemas con mis zapatos, que un su uso constante comenzaron a tener hambre y parecían morder desesperados el aire a cada paso.

Sin embargo al entrar a la vecindad; abundaban los lazos de lado a lado en el patio de doña Concha, verde y color oro, farolitos de papel y serpentinas, todo radiante, iluminado con focos que me recordaban a los que usaban los taqueros, focos de 200 wats que le quitaban la penumbra a la vecindad. Ahora todo estaba de fiesta...

Apenas llegamos a tiempo para empezar los cantos con San José y la virgen María; paseando por toda la calle mientras le seguíamos detrás como peregrinos, todos con pequeñas velas pidiendo posada, secretamente ansiosos por pegarle a la piñata y obtener los frutos que contenía; tejocótes, naranjas, jícamas, cañas y cacahuetes...

"¡A quien le toca primero!" 
                                            "¡Fórmense! ¡Formense!"

Del mas chico al mas grande... y "!Dale! !Dale" "Dale no pierdas el tino! Uno tras otro golpeando esos siete picos, hasta que héroe de esa noche, el famoso Pitirijas se adelanta diciendo...


"¡Yo la rajo!"

Casi al tiempo que le daba tan fuerte que estalló la alegría de toda la chiquillada...

Y a gozar,...
                    ¿Qué no a eso venimos?



Víctor Manuel. M.L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario