Cantas ronco y agrio, ahora
tendrías más de 40 años, casi 50, tu piel estaría caída, la pigmentación de tu
cabello tal vez no sería dorada. No sé si tus ojos tristes seguirían tristes,
si seguirías lamentándote por el divorcio de tus padres, por el caótico mundo
que dejaste, donde los adolescentes se nombran la generación X, en las
disqueras que ahora ya casi se extinguieron y tu pensaste que era un medio más
de corrupción.
Me
pregunto si aún sigues triste por tu dependencia a la heroína, por esa desdicha
que reflejaba tu rostro en el Unplugged del 94. Si aún te sientes un pecador
porque Nevermaind se vendió tanto,
porque “Small like teeen spirit” se convirtió en un himno. Tal vez tus culpas,
tantas y tantas fueron las que aplastaron la risa y la fuerza de tus
pulmones. Te sentiste culpable cuando tus bolsillos se llenaron de billetes
verdes, cuando MTV trasmitió tus videos, cuando la revista Rolling Stone te sacó en una portada luciendo apuesto, cuando
Seatle consideró a Nirvana la bandera del grunge, cuando por la calle te pedían
autógrafos, cuando después de tu muerte te compararon con Cristo, cuando te nombraron
redentor, mártir, el ultimo maldito. Puede que también te sientas culpable
porque después de ti el suicidio se hizo romántico más allá de Werther. O tal vez porque tus converse,
tus pantalones rotos y tu look descuidado se comercializó hasta hacerse una
moda.
Aún no sé si tus ojos seguirán tristes. O si cuando
lograste cerrarlos para siempre con la bala de la escopeta que detonaste, las manías,
las neurosis, las crisis, las bajadas, las subidas, las culpas personales, las
colectivas, lo atormentado de tu ser también durmió, si estás durmiendo en el
nirvana ideal. Si todos los desacomodos de tu genio, de tu creatividad trazada
en la luna y los fetos de tu imaginación lograron sonreír. Si tal vez tu fe
dejó de estar lastimada, si en la obscuridad de la muerte encontraste la paz
que andabas buscando.
¿Kurt Donald Cobain encontraste lo que la vida te quito?
¿Por qué un hombre de ojos claros, manos grandes y creatividad exquisita que sueña
con colores inexistentes y ombligos que cuelgan en un árbol, un músico que sabe
contagiar a las masas, que ama a una mujer desenfrenada como Courney Love, que
llama a su propia hija Been un día de tantos las ondas de la agonía y la
nostalgia lo invaden y decide morir? ¿Es acaso que los 27 eran la edad más
peligrosa de tu existencia? ¿Es acaso que la vida es insuficiente para llenar a
una persona? ¿Es acaso que el mundo no contiene todos los placeres y las
redenciones que necesitamos para desear estar vivos?...¿O es acaso que los
suicidas son una válvula de escape del mundo, de la sociedad loca en la que
vivimos? ¿Será que son el monumento de cuerpos que hacen que las constelaciones
guarden su equilibrio, el equilibrio entre el sufrimiento, las carencias, los
fracasos y los abismos?
Si el
cometido humano desde el origen es luchar por la supervivencia, por prevalecer
en la vida, desde que naces te enseñan a cuidarte a protegerte, por qué los
suicidas se oponen a este principio básico. Algo pasa, algo sucede en el último
momento, tal vez el caos se convierte en una enramada carnívora y les devora la
lengua, el corazón, los pies y por último el alma. El Valium, el prozac, el diacepan,
el ribotril, las drogas clandestinas y las prescriptas, la terapia, la insípida
voz del psiquiatra, la hermosa voz del ser amado se convierten en ecos de una
lejanía inhóspita. Es entonces que el suicida decide ir en contra de la
naturaleza, en contra de todo principio, y tu Kurt, los ellos, los kamikazes, rompen
su propia cadena de ADN para transformarse en aire, para flotar. Tal vez las pérdidas
son tan grandes que la vida suele ser insostenible, la vida no basta para
sofocar de placer y plenitud. Ni el calor del sol protege del frio, ni la
grandeza de la luna ilumina la mirada. Ni este cielo que es infinito, ni este
calcio que hace que los huesos crezcan, ni la risa que llega a ser la mejor
cara de los momentos, ni las caricias que son el tacto más vivo, nada puede
protegernos de nosotros mismos.
Trompa de Mosca
No hay comentarios:
Publicar un comentario