Me lamento en soledad por este
dolor de vientre
que
quema y se revuelve.
Me
digo a mi misma que la noche es quieta
se
mueve, sudorosa y lenta.
Es
un festín de contrariedades
una
vida estática y recta.
Y
veo pasar los años sin cambio
y
veo las luces encenderse sin apagarse
llama
eterna que brilla en el cielo
llamas
eternas que fulguran lejos.
Estancia
efímera en este mundo.
Muerte
agobiante e inexorable.
Pasando
muros mentales
la
lengua habla, y sus palabras se descifran
se
entienden y no lo hacen.
Mentes
necias
reivindican
no
lo hacen.
Destrucción
inminente en un mundo estático
con
los brazos cruzados
llanto
del niño por leche
llanto
del niño por sangre.
Me
revuelco aquí en este espacio inerte
con
un dolor de vientre
de
los hijos que he engendrado
que
me tragan las entrañas
que
me corroen la espalda.
Madre
mártir y tierna
olvidada...
Anónimo
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