Y ahora estoy en la alborada
triste
en
la fruta que cuelga de la tormenta
de
gotas que se deslizan por pieles suaves
y
alegrías amargas.
Me
comí un racimo de rosas purpuras
cubiertas
de miel negra
y
las abejas danzaban en vueltas
alrededor
del sol.
El
reloj que se vierte en la mesa
y
los gatos que saltan en montón
traviesa
niña de ojos quietos
cabellos
suaves de algodón.
Y
no podía mover mi cuerpo
porque
una novia de luz me oprimía
y
solo mis ojos se abrían
y
no desperté
No
desperté estaba allí dentro
en
mi mente de laberintos huecos
en
donde el huevo se crea primero
en
donde soy, y no conozco.
Nocturno
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