Alatum



"Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan
todo su entendimiento es su garganta."

Octavio Paz

viernes, 1 de julio de 2016

La realidad del lector. Parte 1 -Lectura, escritura y Sueños.

Los placeres de escribir se corresponden exactamente con los placeres de la lectura; la dicha, la felicidad de una frase es compartida por escritor y lector: por el escritor satisfecho y el lector agradecido o lo que es lo mismo, por el artista agradecido a la fuerza desconocida de su espíritu que le a sugerido una combinación de imágenes, y por el lector artístico a quien esa combinación satisface. Todo buen lector ha gozado de unos pocos libros buenos en su vida (…) Sin embargo, nunca pude explicar adecuadamente a ciertos alumnos de mi clase de literatura las facetas de una buena lectura.

Vladimir Nabokov

        El ejercicio de la literatura comprende una gran diversidad de sensaciones, tan bastas como la misma literatura en sí.

        Me sitúo a mí en este momento, sentada entre montón de vacíos en mi mente, palabras dispersas sin ningún significado en conjunto, que de pronto se trasforman en el curioso momento, el segundo antes de comenzar a escribir. Y es como si el segundero súbitamente dejara de avanzar, como si topara con una barrera invisible que provoca un eco en el pensamiento, una palabra se vislumbra en la oscuridad, seguida de otra y después otra más. Todo se torna en un espiral caótico que toma la forma de una idea. De pasa a ser un movimiento continúo de la mano fijando esas ideas en un espacio en blanco y lleno de luz.

        Describir el proceso de la creación en conceptos resulta complejo, pero describirlo de manera literal me parece una injusticia. En una idealización del lenguaje y bajo varios principios sociológicos y lingüísticos, la transmisión de un pensamiento lleva englobado no solamente una idea concisa sino un valor perceptivo de la realidad y de una interpretación que tiene que ver con el contexto personal.

        Aquí encuentro el núcleo del que se desprenden todas aquellas palabras difusas, parto evocándome a una acción válida, a uno de los principales ejercicios de la literatura, la lectura, cuya definición nos dice:

1. f., Acción de leer. Obra o cosa leída. "Las malas lecturas pervierten el corazón y el gusto."
2. f. Interpretación del sentido de un texto, que conforma la cultura o conocimientos de una persona. U. m. en pl.

        La primera es una percepción meramente académica de la lectura, la segunda  parece más un juicio que una definición y por lo tanto desacuerdo, ya que es imposible determinar si la lectura resulta buena o mala, educativa o no de manera universal. Por supuesto existen preceptos que delimitan y condenan ciertos tipos de lecturas como poco profundas o vagas, ideas que se encuentran mal redactadas, hasta contenidos vulgares. Sin embargo lo que puede parecer absurdo para una persona, puede no parecerlo para otra, todo viene a colación del  contexto en el que cada individuo se desarrolla.

         Como un ejemplo vago y sin afán de emitir ninguna clase de juicio, acerca de La Feria de J.J. Arreola, existen cantidad de opiniones que van desde el gusto hasta el aburrimiento. En mi experiencia juzgo La Feria como una obra de gran contenido y valor cultural, de la cual reconozco también su valor en cuanto a procedimientos estilísticos. Aunado a ello, es verdad que exista la posibilidad de que la obra sea mejor apreciada por un habitante oriundo de Zapotlán el Grande, que por una persona que no creció entre el ambiente popular de una típica y pequeña población de México.

        Con esto pretendo explicar, que las experiencias y pensamientos forman a un lector y la percepción de una obra. Para ello hago un retroceso buscando un precepto que describa la que considero “otra realidad”. A la que cada lector por supuesto, tiene acceso de manera diferente.

        Hace no mucho, leí un pequeño epígrafe bastante interesante:

 “Cuando las puertas de éste mundo se cierran, existe otra puerta que se abre, el mundo de los sueños” (CLAMP, 2009)

        Pese a la simplicidad que se percibe a primera vista en la cita anterior, el mero concepto me llama a relacionarlo con este tema, en el que la definición de sueño viene de la siguiente manera:

1. m. Acto de dormir. De representarse en la fantasía de alguien, mientras duerme, sucesos o imágenes.
2. Gana de dormir. Tengo sueño. Me estoy cayendo de sueño.
#. m. Cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse.

        Las definiciones anteriores con sus respectivas diferencias, mantienen un principio en común, ya que de una u otra forma hace referencia a entrar en un nivel diferente al consiente. Para la frase anterior, esa pérdida de conciencia “real” se extiende más allá de un simple proceso fisiológico, por tanto evocando a la tarea de la lectura creo que se trata también de una especie de perdida de la conciencia del mundo que nos rodea. Relaciono este “cierre” de la realidad con la perdida de la conciencia exterior, en el que un “yo” ensimismado se evoca y concentra en un solo punto de atención, una realidad que puede ser torcida y manipulada por el autor y en algunos casos por el mismo lector Precisamente, un mundo de sueños. 

        La realidad en dónde nos desarrollamos como individuos tangibles, parece muy extensa, sin embargo como lector, este mundo puede sentirse realmente limitado. Los seres humanos estamos limitados por nuestros cuerpos, nuestra percepción del mundo está limitada a lo que conocemos, pero en esta realidad de la que hablo, se alterna aquello que conocemos y se extiende para poder trasgredir las barreras de lo trivial, y nos permite ampliar la percepción y el conocimiento que tenemos sobre la realidad...


“…No creo que percibamos nada por separado: percibimos un cúmulo de información, de referencias, de estímulos, que no son individuales en la realidad ni podemos caer en el error de separarlos, pero sólo de ésta manera podremos encontrar sus conexiones. Yo no he conocido otro modo de análisis: distinguimos la información para después volver a un mundo armado, completo y total. Sé que la realidad es completa, grande, integrada, y nuestra manera de percibir también es así; si distingo es porque quiero salir, para volver a entrar.” 


(Leopoldo Novoa, 2003, pág. 54.)



Continuará....

A.I. Mendoza Seda

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