¿Qué pasaría si dejáramos de
observarnos en un espejo, si nos olvidáramos
de cómo luce nuestro rostro es decir, si nos perdiéramos de vista un
tiempo? Somos capaces de interpretar los gestos mientras conversamos con
alguien más, incluso eso nos da la capacidad de saber si es verdad o mentira lo
que nos dicen pero, no es posible saber
si nuestra expresión coincide con lo que realmente queremos expresar ya que al interactuar con alguien
más sólo es posible ver a partir de nuestra cara pero nunca hacia atrás de
ella.
En la actualidad para la mayoría de las personas se has vuelto demasiado
importante la apariencia, y ha llegado al grado de convertir a muchos, en seres
vanidosos que con el paso del tiempo y
gracias a las diferentes herramientas y técnicas han adquirido la capacidad de
transformar sus rostros impidiendo así ser vistos como realmente son, pero hay
un objeto que: “todo lo pinta tal como es”. Hay personas que consideran de suma
importancia observarse en un espejo antes de estar frente a alguien, en
pequeñas oportunidades durante el encuentro e incluso después de haber
culminado la cita. ¿Cuál será el origen
de esta obsesión que sigue las leyes de la reflexión especular?…
Si bien la
historia de la invención del espejo hace referencia a varios personajes que experimentaron con
diferentes metales y formas para este objeto, es bien sabido que el principal
inventor de este efecto de reflejar fue la naturaleza, prestando por ejemplo, lagos tranquilos que mostraban extraordinarios
paisajes, “su origen tiene lugar cuando los humanos comienzan a apreciar que
ciertas materias tienen la habilidad de reflejar luz e imágenes. Desde
entonces, materiales como el metal o el vidrio, e incluso las caras pulidas de
algunas piedras como la obsidiana o, incluso, la superficie de las aguas
cristalinas, han servido como medio para contemplar la propia imagen.”[1]
Claro que el giro fue dado por el humano quién descubrió que ante esta reacción
era posible detectar las fallas, el espejo “Fue usado en la cultura hebrea, era
parte de la fuente de metal que estaba a la entrada del Tabernáculo de la
Reunión. Al lavarse los sacerdotes, podían ver sus imperfecciones (Éxodo
38:7-9; 30:18; escrito aproximadamente en el 1447 a. C).”[2]
Entonces el
espejo es una herramienta que permite, como la ley que sigue, reflexionar sobre nuestro propio reflejo eso incluye nuestra
propia seguridad o inseguridad, nuestra propia belleza o fealdad, nuestra propia realidad o fantasía;
la imagen reflejada en un espejo no sólo nos da
la oportunidad de reflexionar sobre la belleza que hoy es importante en
la sociedad, también es posible reflexionar sobre el paso del tiempo y hasta
nos permite realizar análisis profundos de nosotros mismos. De ahí que el
espejo también se considere un objeto lleno de simbolismos, con magia propia, místico, mítico, etc. Todo por ser
capaz de reflejar la realidad que muchos intentan siempre ocultar por lo tanto
dejar de observarte ante uno de ellos podría ser como desconectarte un poco de
la realidad que representas.
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