Alatum



"Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan
todo su entendimiento es su garganta."

Octavio Paz

miércoles, 27 de julio de 2016

Somos diferentes…



        Somos diferentes a las demás especies que habitan este mundo, ¿pero en verdad somos distintos? o tal vez es solo una jugarreta de nuestra mente que nos hace pensar que lo somos.

    Tenemos una naturaleza compleja, jerárquica y en ese ejercicio nos encontramos en un punto y aparte. Somos distintos simplemente por el hecho de sentirnos distintos, de sabernos existentes en un universo que no podemos imaginar.

        Alejándonos de la concepción de un ser consciente, las leyes naturales no nos excluyen y eso aplica también a nuestras acciones. No es cruel el león cuando mata a su presa, ni la mantis cuando arranca la cabeza de su compañero, ciertamente no los consideramos actos horribles, por que son instintivos. Pero nuestros actos ruines, nos acechan desde una perspectiva distinta.

        Somos una colmena, una colonia de hormigas, moviéndose de un lugar a otro, agotando todo recurso sin pedir permiso, sin mayor remordimiento que alaridos lanzados al aire.

        Nos escandalizamos a menudo con actos atroces, los menos tolerantes con meros tabús religiosos. La sociedad humana se compone de elementos volátiles, la mente humana es un huracán. Una revelación comienza a partir de algo tan efímero como el viento y evoluciona hasta convertirse en un ser de implacable violencia, destruyendo todo a su paso, para finalmente terminar por allí disuelta entre la misma tierra que la sostuvo.

        ¿Qué tan lejos está un niño de cometer un acto atroz? Solo por ser el hijo de sus padres, solo con el hecho de comer por primera vez un trozo de carne.

        Podemos ser severos al respecto, pero no se puede evitar pensar en la posición privilegiada del ser humano. Estamos en la cima de la cadena alimenticia, cualquier ser a nuestro paso se encuentra a merced del intelecto. Las poderosas bestias de los desiertos y de las selvas, pese a ser de temer, no son mas que eso para nosotros. Bestias.

        ¿Acaso no somos monstruos nosotros también? Alimentándonos de la tierra a más no poder, alterando el equilibrio de una madre, que nos trajo a la vida y que no ha hecho más que dar y aun así no es suficiente. Nos hemos hechos ciegos a esos mensajes sutiles, a la fruta de temporada, la naturaleza incluso nos dice con que alimentarnos para sobrevivir el invierno. Pero no queremos un orden natural, queremos el propio y por ello violamos la tierra, la alimentamos con porquerías que sacamos de un tubo de ensayo, y vemos con orgullo crecer un árbol corrupto que nos da un fruto corrupto y con eso corrompemos nuestros cuerpos. Nos llenamos de sustancias impronunciables y cáncer, nosotros mismos creamos y consumimos nuestra porquería.

        Hemos hecho de nuestra existencia una necesidad tras otra, nos llenamos la cabeza con estupideces, vivimos en ello con la cotidianeidad torcida en la que un león viviese preocupado por la orzuela de su cabello. El ser humano es un ser de raciocinio idiota y redundante, en donde un trozo de carbono bien enjuto vale más que la vida de un hombre.

        Somos egoístas, si creemos que hay algo después de la vida, entonces existir aquí y ahora es irrelevante. Nos esforzamos para darle sentido a una vida. Pero la verdad es que a todos nos tragará la tierra, nada es para siempre y el dominio del hombre en este mundo terminara solo de dos maneras; una vez que se encuentre completamente destruido, o cuando dejemos de ser los más fuertes y los más listos.

        ¿Cambiaremos a tiempo? ¿Todos? O será ya demasiado tarde.



        A menudo me pregunto que pasaría si en lugar de un final abrupto y sencillo, la vida y la tierra nos cobrarán todo lo que hemos hecho antes de destruirnos ¿Quiénes serán los hijos de los hijos que pagaran con creces la historia bélica y mezquina de la humanidad? Quiénes serán aquellos que se verán acorralados, cazados, oprimidos, sin derecho a replica. A quiénes serán aquellos a quien matarán para alimentar a sus hijos, para nutrir la tierra que una vez casi destruimos.




A.I.Mendoza Seda

No hay comentarios:

Publicar un comentario