La realidad del Lector. -Manipulación,
estigma y trascendencia.
Al perfilarnos al final de esta serie,
hay puntos importantes que destacar. Sin embargo uno de ellos es el que aborda
la creación de la cultura de lectura en nuestro país, algo, que
parece de cierta forma, estancado, en las mismas estrategias que a lo largo del
tiempo, parecen ineficientes.
Si partimos del hecho, de que las
promociones de lectura y su difusión, tienen o deberían ser impartidas por
gente con una visión real de la literatura, no con sueños de grandeza, ni
tampoco a la ligera, entonces estaríamos hablando de lectores asiduos que
oscilen entre la lectura literal y la interpretación vivencial de la misma. Llegando
a este punto me evoco de nuevo a la experiencia personal, cuando recuerdo una
actividad experimental que realicé en conjunto con un pequeño grupo en la
Universidad, con la idea era elegir deliberadamente textos “escandalosos” y
pasar a leer fragmentos de estos a las aulas sin previo, ni mayor información
de la finalidad de ésta actividad. Esto claro, con el afán de delimitar un
contexto de reacción de la comunidad universitaria frente a la lectura. La
actividad se llevó a cabo durante dos días, las reacciones fueron tanto
diversas hasta insípidas y al final a grandes rasgos, se logró formar un perfil
de reacción, conforme la carrera a la que pertenecían. Algo interesante es que
pese a que la actividad estaba planeada para más intervenciones, debió ser
suspendida debido a una queja de la administración a causa de un “indignado”
profesor, que expresó su inconformidad al contenido del texto que se leyó frente
a sus alumnas de enfermería. De esto no hay mucho que decir y sin embargo
refleja en gran medida la realidad que vivimos en el país, partiendo de la idea
absurda de que alumnas de enfermería se quejaran de un texto que hable sobre la
sodomía y el incesto, ya que siendo enfermeras se la pasarían viendo gente
desnuda y enfrentando situaciones moralmente incomodas con los pacientes, y
también la noción limitada del profesor acerca lo que es la literatura.
Más allá de la comprensión de un texto,
que es un problema básico, nos enfrentamos con un factor difícil de controlar,
"la necesidad de leer". Y con esto me refiero, a que es verdad que en
algún momento se crea este vínculo extraño entre el lector y su libro, de
tal forma que uno sintiese como si fuese un ente vivo, algo así como un amigo,
al que se puede tomar tan seriamente o tan a la ligera como se quiera. Por ello
creo que es importante romper con el esquema antes mencionado, lo cual supone
un esfuerzo importante por encontrar y capacitar a la gente adecuada para la
labor con el fin de que se llegue más allá de los convencionalismos del
compartimento de la lectura, creando un acercamiento al lector, no como una
cifra a favor, sino como un individuo.
De aquí resalto que el experimento
anterior tuvo una falla visible, ya que optando por textos
deliberadamente “escandalosos” parecimos centrarnos más en la idea de
llamar la atención — y con esto no justifico algunas
reacciones negativas — Pero alcanzo a objetivar los
pros y contras, las fallas y los aciertos en la realización de las actividades,
consistentemente al tomar la idea de “des-enseriar” la lectura y comprender no
solo los beneficios sino las causas de su relegación. Me lleva a pensar
en donde recae la sociedad actual mexicana como realidad tangible, la
situación de un mundo sin literatura se vive día con día a través de la cultura
popular mexicana, en dónde la única fuente de información viene de los medios
de comunicación masivos — muchas veces pagados — para
entregar una verdad torcida o incluso para ocultar la verdadera importancia o
transcendencia que afectan directamente a la sociedad.
Diferente de Un
Mundo Feliz, no existen aquí brebajes para eliminar las ansiedades y
tristezas que por naturaleza el humano experimenta, obedecemos a una serie de
preceptos dictados por la religión que se es inculcada desde la niñez y por
medio de la imitación de nuestros padres, caemos en un proceso de repetición en
dónde la ausencia de una cultura literaria evita cualquier cuestionamiento
teórico y existencial acerca de los principios de ésta. Esto supone que
se evita ampliar la percepción y visión de las consecuencias reales de nuestros
actos, la religión hasta ahora, tiene el control del bienestar espiritual de la
gente de manera antinatural, profesando el miedo del castigo eterno, en vez de
las razones factibles y humanitarias por las cuales se debe profesar el respeto
y el amor al prójimo.
De aquí
se deriva esta curiosa cuestión de la sonrisa eterna del pueblo mexicano, que
aunque por dentro llora permanece en un estado alegre agradeciendo las miserias
debido al desconocimiento de un sentimiento mejor. Para mí no es necesario
imaginar un mundo extraño ni un holocausto en dónde la literatura no existe, ya
que en mi contexto es algo que se vive en un entorno real.
La importancia
para incentivar el contexto nacional en un país de lectores, recae en elaborar
una cultura efectiva de lectura. La población debería pasar por un proceso
completo de depuración de los preceptos y actividades culturales, así como una
ampliación y "desmitificación" del lector como elemento sobrevalorado
de la sociedad. Posiblemente esto último, pudiera chocar en los oídos de la gente
estrictamente académica, ¿cómo puede ser sobrevalorada la mente de una persona
que lee? Sin embargo al airarnos como lectores en una sociedad que no lee, nos
da una imagen arrogante, y hace que a su vez esta sociedad no quiera ser como
nosotros, ya que nosotros mismos, creamos una discriminación.
Probablemente para que México pueda
aumentar sus cifras literarias debemos romper con las ideas románticas del
literato y de la misma literatura, dejar que entre al juego "el mundo real"
concebir y unir la literatura con la cultura popular y dejar de estigmatizar si
tiene un principio beneficioso, o no en sus inicios. ¡Que el lector lea lo que le
plazca porque le de la gana! que sea su problema si entiende o no un libro y
como lo hace, que se reinvente, que reinvente los libros nos guste o no como
los interprete. Al igual que con la música, crear una pluralidad de gustos, en
los que entren por supuesto críticas y argumentaciones, en donde se destaquen
los libros bien y mal escritos, del porqué unos son mejores que otros y aunque
con esto perdamos una cierta chispa de especialidad como lectores, que nos
caracteriza, para llevar esta realidad a la mesa hay que estar conscientes de
las implicaciones positivas y negativas que esto puede generar, en nuestra
propia vida y de lo que estamos dispuestos a sacrificar por ello.
A.I.Mendoza Seda
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