Alatum



"Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan
todo su entendimiento es su garganta."

Octavio Paz

jueves, 2 de marzo de 2017

Me emperra


        Aun ahora pensando en la forma de comenzar este pensamiento, las palabras se quedan atoradas y es porque la realización del pensamiento a la esencia de la página, no tiene buena pinta.

      He crecido, en lo que se podría decir una posición “cómoda” — triste pensamiento — para los días austeros en los que se vive. Con todas mis limitaciones puedo considerarlo de esa forma; mis pies nunca han caminado descalzos, jamás he tenido hambre más de unas horas. Siempre he tenido un techo y un baño con drenaje y agua caliente, desde siempre conocí la luz eléctrica, jamás he tenido que padecer por agua, o siquiera compartir mi habitación con otra persona.

     Sin embargo estoy envenenada por la sociedad contemporánea, estoy atada a necesidades que hace cincuenta años no existían y peor aún, estoy atada a deseos que hace siquiera diez años  no tenía. La expectativa de lo que se espera de mí es tensa, pasa como un proyectil por un lado de mi cabeza, a veces me golpea en el pecho, hace que duela. La tensión se acumula en pequeñas gotas, cosas cotidianas que terminan en palabras arrebatadas, pensamientos egoístas, o en el mejor de los casos, en una carita de "me enoja", conocido popularmente como un “me emputa”  "me emperra" en Facebook.

     En un pequeño momento de reflexión, causado por la frustración de un bloqueo — mamón — de escritor, saco a relucir esos pequeños momentos del día en que mi cabeza drena su impedimento. Todo empezó desde la mañana en que sin razón me sentí bombardeada por un personaje de ficción que detesto, ver su cara publicación tras publicación fue motivo suficiente de “encabronamiento” Carajo, ¿que nadie se da cuenta que ese wey es un pendejo? Momentos después con el desayuno y un poco de azúcar en el cuerpo, me di cuenta de mi estupidez, notando que ni siquiera eran tantas las publicaciones y que carajo si el cabrón ni existe.

   Sin embargo, pese a los momentos de lucidez, mi mal humor seguía expandiéndose. Noté la razón de mi malestar general. Seguía sin poder escribir y por ahora, no logro imaginarlo como algo diferente a lo que deben sentir las personas con estreñimiento. La inspiración para una poesía, anda vagando por allí, pero las ideas son burdas. Chingada madre, parezco una vieja hablando de lo mismo toda la puta vida… La idea venía y se iba, se asomaba ligeramente, de forma aguada, sin emoción más que el puro fastidio de no poder verla. La tengo allí, en la punta de la lengua; no, en la punta de los dedos, nada.

         Así siguió el resto del día, entre el gas que se había acabado, entre reflexiones acerca de personas cuyas vidas no me importan. Que alevosa la gente aprovechándose de las necesidades, aprovechándose del amor, Carajo, todo me fastidia

       Las redes sociales llenas de gente con demasiado tiempo, llenas de gente que no debería tener acceso internet. ¡Carajo al menos escribe algo que se pueda entender…! “Alv” — se ha convertido en una especie de muletilla insoportable, en algún momento comenzaron utilizarla en vez de un punto, “Alv” aquí, “Alv” acá, “Alv” esto, “Alv” lo otro, 

“Alv, Alv, Alv, Alv, Alv, Alv….” ¡Alv todo! Incluyendo su “sobrevalorado” pinche palabrita que utiliza la gente que no tiene argumentos para explicar porque a la gente le gusta algo que a ellos no. La utilizan sin siquiera haber visto o leído las cosas que critican, pero vieron a alguien más utilizándola y allí van los borregos. Para criticar, hay que saber de lo que se está hablando…

    Basta, dejé el celular. La vida no virtual, se me viene con las tradiciones religiosas y la gente haciéndose la santa por un día. El trabajo está hecho un desastre, es verdad eso de que entre más le des a la gente más quiere, siendo solidario y comprensivo uno termina jodiéndose a uno mismo. Sabio Keanu Reeves al decir, que no podía vivir en un mundo en que ser una persona amable fuera una desventaja.

         Allí estaba todo, causándome un fastidio insoportable. Me parecía que incluso el perro entendía mejor que mi cerebro de donde venía todo este pensamiento basura. La imposibilidad de sentirme una buena persona, una persona comprensiva, útil.

       Después de flagelarme, me percato de la nimiedad de mis enojos, de los enojos de la gente. Sentándome estoy dispuesta a escupir todo sobre una página virtual, como cuando los gatos sacan una bola de pelos que no los deja respirar. Jadeo y golpeo mis ideas contra este teclado hasta hacerlas hablar. Me sincero después de un momento de ausencia.

        Todo viene con la presión de las cosas, los pasos que se hacen más cansados en una vida en la que el destino todavía es incierto, incierto para mí aun cuando muchos ya han encontrado el principio de su final feliz. Comenzamos preocupándonos por un aspecto que decide el rumbo de nuestra historia, las consecuencias afloran en otros aspectos de nuestra vida y al final, terminamos emperrandonos por nada. 

        No hubo más que encontrarme en un punto en el universo y saber, que lo único que tenía que hacer es hablar, dejar esa voz interna reír de mi propia estupidez, de la estupidez de la gente, pues como seres humanos, ser idiota es casi un derecho.

      Lo noto habiendo volcado una sarta de tonterías sobre un espacio blanco que siempre escucha, mostrándome un yo verdadero, un reflejo absurdo que ahora veo, comparo y recapacito. Recuerdo a esos seres que ahora pasan frío, en esos que ahora temen por su vida, madres, hijas violadas, hijos muertos, padres desesperados que están dispuestos a matar por amor. Todas esas almas que vagan tirando su vida por la borda de un mundo podrido, un mundo que no les ha ofrecido nada, que aun cuando lo haga, ciegos, jamás podrán tomarlo.


         Estúpidamente hoy me he volcado en mi misma y en una tragedia absurda, en un pensamiento de tensión que no me deja nada, más que la burla. sabiendo. Mañana será un nuevo día, en el que tendré en cuenta algo, precisamente eso, es un nuevo día.


A.I. Mendoza Seda

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