Alatum



"Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan
todo su entendimiento es su garganta."

Octavio Paz

lunes, 5 de septiembre de 2016

Canela

“Flor de canela
Suspiro, suspiro, cuando te veo pasar… suspiro yo…”
Canción popular

Mientras iba atravesando el desierto iba recordando las últimas voces, las últimas imágenes. Tal como se titula un libro autobiográfico de cuyo autor no recuerdo dije Adiós a todo eso. Mientras cruzaba el desierto, observando los cerros rocosos, las dunas y la línea de la carretera que brotaba sin fin, recordé lo último con lo que me había quedado para mi nueva vida. También recordé aquello que había heredado a los seres queridos que de alguna forma iba dejando atrás, el poster de los Strokes a mi hermano Mario, aquel que yo misma decoré imitando a Andy Worhol. El perfume a Laura, la muñeca regordeta de la infancia a Miranda, el disco de Juanson a Paulino, las botas y la bolsa de cuero café a Maricona, las botas de lluvia que usé en primavera, todo, algunas cartas de despedida a los amigos. Estaba consciente de que no me había despedido de casi nadie, que solo traía en mi memoria imágenes viejas de sus caras y el sonido de sus voces, que ya comenzaba a extrañar.
            ¿Por qué dije Adiós a todo eso? Me lo preguntaba justo cuando sentía un peso avasallante de soledad mientras el desierto seguía expandiéndose… dije Adiós a todo eso porque había subido a la azotea de mi cabeza y había observado que ya todo estaba hecho en aquel lugar, las palancas de la fantasía, cualquier alcance de mis dedos, cualquier material, mis puños, mi saliva, ya todo se había desgastado hasta morirse.
            El pasado se iba secando tras de mí. Los nuevos cerros, las plantas nunca antes vistas me decían que algo extraño resucitaba. Quién estaba en aquel presente tan fragmentado; Zizar con sus pelos tiesos, un par de zapatos, algunas cajitas que guardaban joyas queridas, mi colección de lentes de sol, música en el mp3, algunos libros, y más que nada, nuestras vitalidades dispuestas a seguir viviendo, a no morir en el pasado, a sobrevivir.

Eso era el presente, yo cantando y recordando “Flor de canela”, pensando constantemente en el vació que sentía mi espíritu por dejar de cargar una antigua vida. En aquel instante pude oler el olor de la canela, ver su color rojizo, sentir su sabor; dulce y potente, porque el todo de aquel paisaje en pleno ocaso se convertía en una taza de canela. Todo se trasformaba en la esencia de la canela, mis melancolías poseían su color rojo, oloroso, perfumado. Por alguna extraña razón todo aquel mundo; el pasado y el presente me supieron a canela a tal grado que comencé a cantar “Flor de canela, suspiro, suspiro, cuando te veo pasar…” Qué significaba, no tenía idea, lo único que me quedaba era disfrutar los fragmentos de mis mundos viejos y el presente como si estuviera bebiera tragos de canela, de esa que siempre viene bien.


Trompa de Mosca

1 comentario:

  1. No puedo decir mucho pues mi don de la escritura es corta y difícil de plasmar. Pero al leerte, trompa de mosca, siento agradables sensaciones y te agradezco la oportunidad que me das para poder entrar de cierta forma en el mundo que vives tal cual lo sientes y experimentas. Este tiempo de conocerte y convivir contigo me permite expresarte mi admiración a tu persona. Sangre es sangre. Familia es familia. Sigue adelante fluyendo con esa originalidad tan tuya. Éxitos trompita!

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