El sonido
del despertador...
La
sensación del agua, el frío de las mañanas y el amargo del café.
Anoche no
dormí entre nerviosismos ridículos, ladridos de perro y paranoias. El sonido de
la puerta, los pasos en la azotea; un
extraño esta merodeando la casa, el reloj... Tic Tac Tic
Tac... Definitivamente, no pude dormir.
Pero la
oscuridad se aclaró en pequeños parpadeos, el sueño llegó cuando la luz me
permitió ver mi cuarto de nuevo. Después de media hora el sonido del
despertador me trajo de nuevo al mundo. Los pendientes se escriben en esa lista
conceptual, pasan una y otra vez en orden jerárquico y la más importante ronda
como una mosca molesta.
Llamar
a Mengano...
Imprimir...
Pedir...
Avisar a Perengano...
No olvidar...
Llamar para preguntar.....
Se tiene que hacer hoy.
...
Investigar...
Comprar...
El sonido
del reloj alerta, los minutos pasan y así como la noche, se gastará el día. Subir
las escaleras se hicieron cinco minutos, abrir la puerta y ya es medio día, la
noche llega. Los pendientes siguen rondando.
Tic
tac tic tac...
El reloj
sigue la marcha.
A.I. Mendoza Seda
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