Alatum



"Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan
todo su entendimiento es su garganta."

Octavio Paz

viernes, 21 de octubre de 2016

Un mundo feliz

        Desde tiempos ancestrales, el orden social ha sido influido y definido por una connotación jerárquica. Existe un grupo reducido de personas que ostentan los privilegios, mientras que una sección más numerosa debe vivir sujeta a limitaciones y conformismos.

        En la naturaleza caótica del hombre se mueve el bien y el mal constantemente, conceptos creados por decretos dogmáticos. Lo que para algunos es malvado, ruin e indecente, para otros, no forma parte más que de la simple cotidianidad.

        ¿Qué pasaría si la percepción del hombre fuese uniforme? Qué pasaría si la conformación de esas ideas se unificara en una misma. Una en donde los órdenes jerárquicos no fuesen más que naturales y el pensamiento y las pasiones desaparecieran bajo un manto de orden y control.

      Mucho tiempo el hombre ha perseguido grandes ideales y las corrientes estéticas del pensamiento se han reinventado constantemente en contradicción y evolución una de otra. La ilusión del libre albedrío es perseguida y añorada para muchos, para otros es aquello que finalmente nos hace humanos, distintos de los demás mamíferos en la tierra.

      Los lazos consanguíneos son sagrados, la idea de la fidelidad y el sufrimiento. Pensamos pues que no podemos vislumbrar un mundo en donde la luz no exista sin la oscuridad y en donde la alegría no es un estado permanente, sino preciado; en donde la crueldad y la maldad son un recordatorio constante de nuestra imperfección y nuestra mortalidad.

      El cerebro está constituido de esa manera, en constante contraposición de opuestos. Y es por ello que Un mundo feliz de Aldous Huxley retrata maravillosamente un fenómeno íntimo para su lector.

      Un mundo feliz de Aldous Huxley, nos lleva de la mano como aquellos estudiantes que aparecen en el primer capítulo, a un mundo perfecto. Nos lleva a la realización de la sociedad perfecta, un lugar en donde los niños ya no nacen de una madre, sino que son creados y condicionados para un propósito específico.

     La sociedad se ha compuesto en un orden que va desde las clases privilegiadas, los “alphas” aquellos que conservan en mayor parte su capacidad de reflexión e “individualidad” y ocupan los puestos importantes en las corporaciones que llevan el orden social. Hasta los “épsilon” que se reducen a personas uniformes, condicionadas a realizar el trabajo mecanizado y con menos necesidad de atención.

      En este lugar en vez de un dios todopoderoso existe la adoración a un ser mortal, que trajo la verdad de la ruina de la civilización y su cura. Los niños en vez de recibir una educación individual en casa y construir un sistema de creencias basándose en su propia experiencia, son condicionados de las formas más crueles como el electroshocks, hasta más sutiles como el condicionamiento por repetición.

     En este planteamiento, la espontaneidad, la necesidad del caos del pensamiento humano es resistente. Las necesidades primitivas y dañinas son recurrentes y en ese caso, existe la forma más novedosa de medicina, desde “un sucedáneo de embarazo” hasta la píldora que lo soluciona todo, el “soma”; un medicamento capaz cambiar la realidad y el pensamiento turbado, a un estado de sensaciones agradables, en felicidad.

     Nos enfrentamos al descubrimiento de la palabra “madre” como algo asqueroso y la idea de la promiscuidad como algo saludable. Nos encontramos inmersos en la mente y el sufrimiento de un hombre “salvaje” en el que encontramos el inexplicable alivio de la cordura y lo irracional. En donde volcamos nuestros sentimientos de tedio y ansiedad.

    Cómo podríamos en nuestro pensamiento egoísta e individualista comprender, la idea de conformarse con lo que los puestos de poder nos dejan. Pensar en un lugar en donde fuésemos controlados, condicionados a lo que necesitamos, a ser parte de una cadena de eslabones que funcionan solo para mover los engranes de algo mucho más grande que nosotros. Cómo podríamos estar condicionados a la idea de un dogma que nace del pensamiento de unos cuantos, a adorar la visión de una persona como única verdad, a ser manipulados sentimental y físicamente con un medicamento. Llegado a este punto es necesario preguntarse ¿habrá Aldous Huxley realmente descrito el funcionamiento de una sociedad imaginaria? O solamente potenció la verdad que todos sabemos, aquella que de forma condicionada, nos negamos a aceptar. ¿En verdad somos seres libres? ¿En verdad estamos en el lugar en dónde debemos estar?


A.I. Mendoza Seda



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