Describir
tu presencia es inefable. Un día apareciste como partícula invisible para
habitarme, construiste un cosmos en el que comenzaste a crecer. La dificultad radica en que eres portador de
genes diferentes, que te has formado a pesar de la conflicto que es que dos
células se unan.
Experimentar
dolor nunca fue certero hasta que te ayude a venir al mundo, sentir cada
intento tuyo por abandonarme fue descubrir que el dolor causa múltiples
personalidades, que cada vaso que forma el sistema nervioso tiende a reventarse
para canalizar tanto dolor. Mientras la sangre corría tu llegada era más
palpable. Su mano me acompañaba y entonces abandonaste el paraíso prenatal. ¡Qué
más hubiera querido que resguardarte en mi entraña! ¡Qué hubiera dado por no
aventarte a esta lucha de vivir en la incertidumbre!
Cumpliste
un año Iker, ¡felicidad
infinita! Sabrás que a tu llegada nos mostraste la inmensidad del amor, que
llenaste por completo nuestras vidas, con tus ojos y su reflejo miramos la
inocencia, la transparencia. En tus manos construimos nuestros sueños y en tu
presencia marcamos el camino de la felicidad.
Hoy te digo
Vive, ama, llora, ríe, intenta, tropiézate, levántate, vuela alto, hazlo
todo intensamente que aquí estaremos constantemente para ti. Aprenderás
a ver el mundo y mirarás al cielo otorgándole la inmensidad que merece. Amarás
tanto que tu corazón no permitirá el engaño, sabrás que la verdad deja
descansar al alma. Crece hijo sabiendo que la vida es fugaz, que nos vamos a
ningún lugar pero dejamos huellas en la tierra que pisamos. Gracias porque eres
y existes, gracias por enseñarnos a ser padres. Te amamos desde tu presencia
invisible hasta este momento en el que te conviertes en un hermoso niño.
Hoy a dos años de tu llegada te digo que eres
mi felicidad completa, a pesar de que te sientes niño grande aun te sostienes
con dificultad y me buscas cuando el miedo te abruma, sabes que estaré siempre
aunque el mundo vuelque y se haga trizas. Después de estos días recorridos
comprendo que la vida nos otorga oportunidades de trascender, tú eres mi obra
maestra.
Iker algún día voltearás al pasado y verás que eres la metáfora de nuestro amor, que tus años son la alegría de nuestra vida y que tus ojos serán siempre el impulso a seguir. No detengas nunca el paso, aunque hoy tus rodillas guarden cicatrices sigue aventurándote, continua siempre descubriendo que la vida es un laberinto que recorrer. Te amo hoy mucho más que cuando abriste tus ojos por primera vez.
Observo
con agrado que aprendiste a hablarle a las plantas, que al mirar un perro te
estremeces de alegría tanto hasta buscar que te siga y resguardarlo; me doy
cuenta con gran gozo que disfrutas respetar el orden de las cosas, que te
lastima pisar un animal, mientras otros con desagrado no respetan su paso. Esto
hijo, será mi herencia: la conciencia de respetar al mundo que tanto nos ha
dado y tan poco que le hemos retribuido. Este es un manual para que no olvides
que tu presencia es lo que me permite escribir, escribir cuando el mundo parece
estar tan revuelto, cuando parece que ya todo está dicho.
Julieta Oliva
No hay comentarios:
Publicar un comentario